Imagínate que te esfuerzas mucho por todo lo que haces pero que a la mínima cosa que hagas mal te tachan de inútil, débil y falso; alabando a tus compañeras cuando sabes que ellas son las inútiles que te impiden avanzar.
Esa era la vida de Kazuma S...
Cuando desperté, me encontraba en mi habitación. Pero algo no iba bien, se sentía diferente, no sé el qué, pero algo me mantenía alerta. Estaba muy oscuro, apenas podía ver, tras un tiempo pude distinguir la puerta, y sin más opción me acerque a ella y la abrí.
Al hacerlo, vi una gran biblioteca, un mar de líquido negro verduzco se extendía entre las diferentes plataformas. Sabía dónde estaba. ¿Pero porque? Por alguna razón me encontraba en Apocrypha hogar de Sobren, conocido en otros mundos como Hermaeus Mora. Mientras reflexionaba Sobren apareció delante de mí en su forma favorita un ojo rodeado de oscuridad y tentáculos.
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Kazuma:Hola ¿Me has convocado?
Sobren:Justamente estaba apunto de preguntarte qué demonios hacías aquí. Pero si estás aquí es porque alguien te busca, no sé quién, pero debe ser muy importante.
Kazuma:En ese caso. ¿Porque estoy aquí y no donde la persona que me busca?
Sobren:Por eso mismo, debe ser urgente como para haberte convocado sin establecer un lugar exacto. De todas formas, es mejor que sigas tu camino.
Vi como uno de sus tentáculos se acercaba y señalaba a una puerta, bastante; anticlimatica. Me acerqué a la puerta.
Sobren:Te advierto de que cuando salgas de aquí, ya no podré protegerte de quien sea que te llama. Ve con cuidado.
Kazuma:De acuerdo.
Abrí la puerta, y Apocrypha desapareció de golpe, me encontraba bajo el agua, contemplando una enorme ciudad, concretamente un gigantesco templo, donde un kilométrico ser humanoide con cara de pulpo que reconocí al instante, estaba dormido.
Kazuma:¡¿Que demonios?!
Me sorprendió que no empezará a dolerme la cabeza o a volverme loco, teniendo delante de mí a nada más y nada menos que Cthulhu. Me centre en buscar la puerta que para mí desgracia se encontraba muy cerca de Cthulhu. Nadé hasta allí sin hacer ruido. Enserio, bendita seas Nocturnal por darme la bendición de no hacer ruido. Estar tan cerca de este ser primordial era sobrecogedor, sentí su poder Emanar de su cuerpo, pero nada me ocurría, estaba bien, estaba frente al Dios de la locura y me sentía bien, es absurdo. Los mortales se volvían locos con solo observarlo, su mera presencia, dirigía a todo un planeta a la más absoluta locura. ¡Y yo estaba bien! Tranquilo incluso. Da igual, no le di más vueltas al asunto y abrí la puerta de nuevo.
Ya no me encontraba en el mar sino en un pasillo blanco completamente iluminado, parecía un palacio, era extraño, porque algo en mi interior, un instinto se había vuelto loco, sentí miedo, sentí que tenía que salir de ahí lo antes posible. Cuándo iba a salir corriendo una figura negra apareció delante de mí, solo puedo describirla como; lovecraftiana, era un ser completamente negro, sostenido por tres patas largas y escuálidas, tenía dos brazos divididos en dos y cada uno acababa en una mano humanoide, su cabeza era larga y continuaba en una especie de flagelo, al principio de su cabeza había una brecha, donde a primera vista solo había oscuridad, pero logré ver un enjambre de dientes negros.
