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“... Y en la luna, gritan a solas tu voz y mi voz, pidiendo perdón, cosa que nunca pudimos hacer peor.”

Lo siento... Lo siento... —No podía parar de disculparme a pesar de estar sola. Estaba tirada en el suelo del baño. Mis piernas, bragas, falda, el piso y mis manos llenas de sangre. Una vez más había perdido a mi bebé sin un cómo o porqué. ¿Ahora como se lo explicaría a Meliodas?

Era la tercera vez que pasaba...

Abrace con miedo mis piernas, no tenía miedo de sollozar de voz alto y ser oída, estaba sola. De cierto modo hubiera preferido no estarlo, ¿Saben lo doloroso que es pasar por un mal momento sola? ¿No tener a nadie para que te ayude o de apoyo? ¿Tener que llorar en tú soledad? ¿No tener el valor de llamar a alguien más por miedo a molestarlo con tus problemas?

Cada vez me siento más vacía, es como perder una parte muy importante de mi misma, es romperme cada vez más. ¿Por qué nunca pasó de las primeras tres semanas? A pesar de llevar tan poco tiempo ambos nos encariñamos, pues hemos planeado todo durante tanto tiempo que siempre terminamos emocionados y al final todo termina yéndose a la mierda.

¿Por qué?

¿Qué hicimos para merecer esto?

¿Hay algo malo conmigo?

¿Hice algo mal?

¿En que me equivoque?

Esto duele. Ya no lo aguanto, me siento tan culpable a pesar de no haber hecho nada. Toda mi vida había soñado con tener un bebé, siempre lo quise. Y no puedo evitar emocionarme cada vez que da positivo, aunque se como va a terminar siempre tengo la esperanza de que todo salga bien y no perder a mi bebé, pero de cualquier forma siempre, al final lo pierdo. Tengo miedo.

Empiezo a creer que el problema soy yo.

Saturno - MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora