5. Decisiones y promesas

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―¿Sabías que fuiste tendencia en Japón este fin de semana?

El atardecer era un espectáculo digno de admirar desde el balcón del departamento de lujo de Victor Nikiforov. La luz del cielo teñía con tonos cálidos su sala de estar. El aire fresco que jamás llegaba a calentar completamente la ciudad jugaba con su piel y causaba que esta se erizara. En la mano derecha sostenía el teléfono móvil con el que escuchaba a uno de sus mejores amigos.

―¿En Japón? ―La información lo tomó por sorpresa―. ¿Y ahora qué hice?

―¿Aparte de ser guapo y atlético? Pues nada, en realidad. Más bien, lo que hicieron por ti.

―¿Eh? No te entiendo. ―La risa burbujeante de Chris Giacometti rompió el ambiente solemne de la tarde.

―Yuuri Katsuki te convirtió en tendencia al hacer una venta masiva de productos de colección de su adorado ídolo, Victor Nikiforov.

―¿Yuuri Katsuki? ―con el índice derecho Victor cubrió parcialmente sus labios― ¿Y ese quién es?

―¡Oh, cielo santo, Victor! Entiendo que pienses que solo tú eres prioridad en los premios de patinaje, pero es el colmo que no seas capaz de recordar a un rival del Grand Prix. ¡Por si no lo sabes éramos solo seis!

La famosa leyenda viva del patinaje no se había ganado su título por su buena memoria, por lo que obligó a su mente a recapitular el evento. Vívidas imágenes de su medalla tomaron forma en sus recuerdos, así como del viejo Cao Bin , del mismo Chris en el podio y de Yuri Plisetsky peleando con Yakov, pero nada del tal Yuuri. Buscó rápidamente en el móvil alguna información de este y por fin empezaron a salir cientos de imágenes en su búsqueda. Un chico joven, de cabello oscuro y tupido, ojos rasgados de un particular color marrón y una hermosa pose en el hielo. Pudo reconocer el traje que llevaba puesto y entonces lo recordó.

―¡Oh, ya sé quién es! Es el que tenía una hermosa secuencia de pasos. Recuerdo que incluso Yuri quedó admirado de su juego de pies. Lástima que falló en casi todos sus saltos, me hubiera gustado ver esa rutina limpia.

―Sí, a mí también. Yuuri no es bueno en situaciones de estrés, aunque tiene un trasero impresionante.

Ahora fue Victor quien emitió una pequeña risa.

―No empieces con eso. ¿Podrías concentrarte en lo que hablábamos? Me contabas que me había hecho tendencia...

―Ah, sí. Promocionó en sus redes que vendería sus objetos de colección y ¡pum! Todo el fin de semana se compartieron fotos y hashtags con tu nombre. Por lo que vi en merchandising, Yuuri debería ser presidente de tu club de fans.

―No exageres...

―¡Es verdad! Deberías haber visto cómo en plena conferencia de prensa dijo que ninguno de nosotros éramos rivales para ti.

―¿En serio dijo eso?

―Sí, y créeme que de no ser cierto me hubiera sentido muy ofendido. Pero en fin, cambiando de tema, vi algunas fotos de tu estancia en Moscú.

―Sí, estuve allí dos semanas, pero regresé ayer.

―¿Y qué tal? ¿Pudiste encontrar la inspiración que buscabas?

Victor no dijo nada. La inspiración le había llegado con "Ágape", pero la conversación con Roberto Bolle lo había dejado exactamente donde había estado antes de su viaje a Moscú.

―¿Victor?

―Oh, lo siento, me quedé en blanco. ¿Qué me decías?

―¿La inspiración?

Sigo siendo YuuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora