Capítulo 36: Pizza & kimchi

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Hay un par de cosas que escapan de las manos de Min Yoongi —que se auto cataloga como un gran estratega sin puntos débiles. Es temerario, un hombre orgulloso de sus decisiones y sus grandes ideas; que, por lo general son muy malas pero le encanta evadir esa parte de la historia. Lleva años siendo un desastre de disposiciones apresuradas, golpes de suerte y canciones que escribe sin siquiera pensar demasiado, probablemente porque es un genio.

Yoongi es codicioso y un claro mal perdedor.

Es fuerte y bastante terco; es de todo un poco, todas las cosas malas que sus padres juntos pudieron darle: obstinado, para nada paciente y un tramposo de primera.

Seokjin ya conoce sus juegos y aun así, siempre se enreda en la punta de sus dedos. Cae en él y juega bajo sus reglas, se deja llevar por sus deseos obstinados y olvida las preguntas que no tienen una respuesta momentánea. Yoongi es un estratega, que lleva siempre un paso de distancia ganado con el enemigo. Es de todo un poco y también es nada —es tonto y ridículamente sensible. Es la presa que juega al cazador; que siempre creer tener a Seokjin en su trampa cuando, realmente es la situación contraria.

Yoongi es un chico tonto que cae ante los besos del mejor —y único— postor.

Se deja llevar por sus manos cálidas y una sonrisa perversa, por sus palabras y el ritmo con el que sus labios bailan contra los suyos. Ambos ríen y es una pelea por el dominio, o no, quizás solo pelean por mostrar quien siente más. Yoongi no puede dejar de observarlo; su cabello desordenado, sus labios hinchados después de morderlos tanto y sus enormes ojos brillantes sobre los suyos. Acaricia suavemente el contorno de su rostro y de repente, encuentra todo aquello que extraño tanto.

Yoongi es egoísta y lo quiere solo para él, en todos y cada uno de los casos.

Hay un par de cosas en las que siempre piensa. En los amores rápidos y las tazas de café, en Seokjin y sus manos cálidas, piensa en ambos y todas las líneas que podrían conectar. Tienen una pregunta en el aire y Yoongi piensa en la respuesta; tiene una en el pecho y otra en la punta de la lengua —ninguna suena razonable.

Sus besos son suaves, son la mezcla contenida de mucho tiempo y las historias de una semana. Las manos de Yoongi enredadas en el cabello de Seokjin, con una mirada que carga con demasiadas cosas y sentimientos a punto de explotar.

¿Cuántos antes y cuantos después?

Yoongi se permite sentir y quizás no es el mejor estratega de la nación, tal vez, muy probablemente, es simplemente un mentiroso. Se deshace entre las manos de Seokjin, es completamente suyo —y quizás siempre fue de esa forma. Sabe que no es el único, que todos aquellos sentimientos corren en ambas vías y es, con sinceridad, algo aterrador.

Sus besos son suaves. Seokjin juega con su lengua y delimita su boca, lo recorre con anhelo y miradas llenas de luces.

Está bien, ambos están bien.

Van demasiado rápido como siempre, como en todos los momentos anteriores, tal como si esperaran chocar con un gran muro a la deriva. Es dulce y desesperado, una marea mezclada entre lo que deben y lo que no. Son manos inquietas y mucho tiempo de espera. ¿Cuántos antes y cuantos después? Yoongi ya perdió la cuenta.

Es un horrible estratega y muy mal perdedor.

—¿Hasta dónde planeamos llegar? —pregunta en un jadeo—. ¿A dónde queremos llegar con todo esto?

Un par de ojos atentos responden con simpleza. —Dime hasta donde quieres ir, está en tus manos, Gi —Seokjin lo mira, choca su nariz contra su mejilla y lo rodea con un camino de besos.

Tastes just like home.    (ksj+myg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora