Debe ser difícil rehacer tu vida por tanto tiempo sólo, sin el apoyo de la única persona que estuvo toda su vida junto a ti, sin tu hermano. Gustabo estaba bien, solía enviarle cartas cada tiempo libre, y recibir las de él sólo para leer en ellas plasmadas con lujo de detalle todo lo que hacía en el hospital, lo hacían sentir seguro de que su compañero estaba a salvo.
Los primeros días solían ser difíciles para él, era duro pararse en la estación y sentirse inútil porque nadie le hablaba, la profunda tristeza que sentía al ver el mural y observar cada una de las fotos de sus compañeros caídos lo hacían llorar, portar el uniforme ya no llenaba su cuerpo de alegría y entusiasmo como cuándo patrullaba junto a su hermano, o cuándo Conway solía retarlo por hacer modificaciones ilegales a su coche, todos esos dulces recuerdos sólo habían quedado guardados en su memoria, recuerdos que sólo calidecían su corazón y lo hacían salir adelante.
Pero nada hacia llenar su estómago de mariposas que recordar al hombre que solía sacudir su mundo entero, ese ruso alto de cabellera plateada causaba una oleada de sentimientos abrumadores en él, que simplemente era difícil de admitir lo que llegó a sentir, o mejor dicho.. admitir lo que aún siente.
Lo último vivido junto a su hermano, le causaron secuelas horribles que aún lo atormentaban por las noches, las pastillas para suprimir sus emociones ya no funcionaban del todo y ahogarse en alimentos para llenar el vacío en su pecho, solo ocasionaron que Horacio poco a poco se perdiera en si mismo, solía torturarse una y otra vez al repetir en su cabeza la escena en la que le disparó a Volkov, su corazón dolía horriblemente cada que recordaba el sonido del cañón disparándose, casi podía llegar a sentir en carne propia el mismo dolor que el ruso pudo sentir en su momento.
—Oh, Volkov.. ¿Dónde estarás?
—¿Volkov?
La voz de Greco hizo que el ruso volviese a la realidad y que su mirada se dirigiera justo a dónde su compañero se encontraba.
Este le veía con una sonrisa amistosa y mientras se recargaba en su escritorio, pudo deducir en la expresión de su amigo que había algo más que el trabajo molestándolo.
—¿Y bien? ¿Vas a decirme que pasa o tendré que ahogarte en vodka para que me sueltes la verdad?
Volkov dejó escapar de sus labios una sutil carcajada, Greco siempre encontraba el modo para adivinar sus pensamientos, o al menos, se las ingeniaba para persuadirlo y ayudarlo.
—¿Crees que estoy haciendo lo correcto al volver a trabajar de policía? Tal vez debería retirarme..
Greco guardó silencio por un par de segundos, cerró sus ojos mientras su mano frotaba su mentón de forma pensativa. ¿Así que era eso lo que lo estaba agobiando? Lo entendía perfectamente, no era para nada fácil volver a una vida que te dejó tantas secuelas y heridas, pero era necesario afrontarse a su pasado para poder seguir adelante.
—Volkov, yo no puedo obligarte a estar dónde no quieres, y te apoyaré en todo lo que necesites siempre. Creo que debes seguir avanzando y demostrando cuál fuerte eres después de todo lo que hiciste, además, luces muy guapo en uniforme.
Todo iba bien hasta que escuchó aquello último por parte del más bajo, sus labios rápidamente comenzaron a temblar y con voz titubeante le hizo saber lo tonto que era, pero también lo muy agradecido que estaba por su apoyo en los momentos dónde más necesitaba de alguien.
Cada noche sufría pesadillas contantes, pesadillas que solían desaparecer al recordar aquélla voz que le hablaba en sus sueños en el hospital, estaba seguro que la reconocía de algún lado, el tacto de una calida mano sujetando la suya, pero sobretodo, el dulce roce de unos labios sobre los suyos, todo aquello ocasionaban que su corazón palpitara rápidamente y se levantara deprisa, con un gran sonrojo en sus mejillas.
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Más que compatibles.
FanfictionHoracio Pérez, ex policía y agente retirado ahora lleva una vida tranquila, después de tantos altibajos en el pasado, por fin era hora de brillar, sin embargo, los recuerdos de un viejo amor lo seguirán acompañando hasta hoy, cuándo cruzó miradas co...