Capítulo 25

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LILITH

Me viste desde lejos sola caminar
Con solo una mirada me hiciste temblar
Ya estaba imaginando
Mi alma desnudando
Y sin querer que tonta, di el número mal...

Sandra y Constanza se mueven y cantan sin cesar mientras leen la letra en la pantalla del karaoke.

Y tú
Llegaste a preguntarme ¿cómo estás?
Que guapa, se ve que no eres de acá
Oh no no, oh no no...

La observo desde muy muy atrás. Estoy lo más lejos de la sala como me es posible. No es por no querer convivir con mis primos, es por protección. Estoy en la lista negra. Tía Isabel y tía Ilda están sentadas en uno de los sofás de la sala, aplaudiéndoles a mis primas y aventándoles porras.

Oye Pablo, yo no te estaba esperando
Y me dejaste aquí pidiendo más
Un poco más
Poquito más...

Casi toda la familia está reunida en la sala. Excepto por mi tío Joel, él se encerró en su estudio. Mamá y papá se fueron a su habitación. Y Alfredo (dientes de caballo), junto con los mellizos, salieron a una fiesta en la piscina; gracias a Cristo, ni siquiera pensaron en invitarme. Patricia salió a tomar el aire después de varios exabruptos en el día.

Por si les interesa: Juan aún sigue desaparecido.

Sin querer, pienso en lo que dijo Débora. «Apuesto a que está con otra mujer.» ¿Será verdad? ¿Tendrá otra mujer? Deb se metió con él pero..., ¿y si tiene otra mujer fuera de esta familia? ¿Y si está con ella? ¿Y si abandonó a Patricia?

No sé si alegrarme o no por ese hecho. Por una parte, no tendría que contarle a Patricia lo que oí en el tercer piso; pero, por otro lado, se derrumbaría por culpa del asqueroso Juan, y tendría que criar a su hijo sola junto a esta familia.

No sé qué es peor.

«¿Criarlo lejos de esa peste humana?... Yo estaría encantada.»

Silencio, Lilith.

Me muerdo las uñas, y capturo la atención de alguien. Leo. Bueno, mejor dicho, de dos personas, los herma...nastros Bianchi Soto. Ambos me sonríen desde la sala, desde sus asientos, a sus maneras, y... caracterizando ese pliegue en sus bocas que me obliga a pensar en ellos aun cuando no lo deseo, aun cuando sé que está mal pensar en dos personas al mismo tiempo, aun cuando me late el corazón y siento esas desenfrenadas mariposas en mi estómago.

Son una obra de arte destrozada a propósito. Están arruinados, pero de una forma en la que nadie se da cuenta. Es como si los conociera desde antes. Es como si Dios los hubiera puesto en mi camino, para hacerme dudar de todo lo que conozco.

Oh, no.

«Oh, sí.»

No, no está bien.

No está bien. No es correcto sentirme atraída por ellos. No deseo sentirme de esta forma.

No, no puedo detener las imágenes de mi cabeza. Me atacan con fuerza cuando intento reprimirlas.

El beso de Leonardo. Las palabras de Leviatán. El trato amable de Leo. La sonrisa ladina de Levi. El misterio que lo rodea. El secreto que envuelve la capucha en su cabeza. Todos esos pequeños detalles en sus personas me aguijonean el estómago sin piedad.

—Se mueven como lagartija en sal. —La voz de Débora me devuelve a la vida real. Ella se sitúa a mi lado, con una auténtica sonrisa de dulzura enamorada—. O, ¿tú que crees?

¿Se pueden querer a dos personas al mismo tiempo? [POLIAMOR #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora