Esta nueva rutina de salir a escondidas ya lo estaba fastidiando, pero cualquier cosa era mejor que estar encerrado en su habitación sintiéndose tan lamentable como el estado de su misma vivienda.
Afuera el aire era fresco y la luz cálida del sol hacía ver el exterior como la postal perfecta, cosa que contrastaba enormemente con su estado de ánimo haciéndolo fruncir el ceño con despecho.
Todo el mundo a su alrededor estaba sumido en sus propios asuntos, todos tan tranquilos, tan felices, que lo hacían sentir como la persona más desafortunada y desdichada del planeta, ¿por qué se sentía que todo el mundo era felíz menos él?
Los pajaron cantaban, los niños reían, era lo que muchos describían como un día perfecto, pero no Tom, no así.
No cuando siente que su cabeza quiere explotar, y que por más que lo intenta vuelve a caer en el mismo agujero, sintiéndose un completo fracasado infeliz.
Entre gruñidos, maldiciones y otros insultos lanzados al aire, la desdichada alma de Tom toma asiento en una banca vacía en algún parque cercano.
-Malditos niños con su estúpida felicidad, ¡y maldito commie!-. Murmulla rellinando los dientes para terminar en un grito donde espantó a más de una paloma y a una viejecita que al notar al muchacho casi echando humo, se devolvió por donde vino.
Talló sus ojos con furia inclinado en la banqueta, intentando silenciar los pensamientos intrusos en su cabeza.
Esa silueta moribunda... no podía dejar de pensar en ella, ¿cómo pudo hacerle algo así?
¿Es que acaso siempre fue así de malo con Tord?
Es cierto que nunca consideró a Tord su amigo, se odiaban incluso, pero realmente nunca buscó herirlo de esa forma, al final no era tan mala persona.
Su mente viajó muy al pasado, ambos ya se conocían de pequeños pero nunca habían hablado con el otro, fue Edd quien los presentó cuando eran jóvenes.
Se podría decir que el caos empezó por culpa suya, no intercambiaron ni una palabra cuando el ojinegro ya había empezado a repudiarlo.
Tom no era una persona de muchos amigos, pero Edd era su único y mejor amigo, mentiría si dijera que no se sintió amenazado cuando Edd le presentó al cornudo.
Temía que para el adicto a la Coca-Cola Tord le pareciese más cool y lo terminara cambiando por él, hasta que años más tarde finalmente comprendió que Edd los vendería a todos por la última lata de dicho refresco.
Pero, ¿podían culparlo por sentirse inseguro?, el chico era igual de desquiciado con las armas, tal vez más gracioso, ¡y dibujaba!, ...era hentai, pero era más de lo que Tom podía apirar a conseguir por si mismo, nunca se le dio el dibujo, y si hay algo que Edd ame más que el refresco es crear caricaturas. Le llevaba una ventaja considerable...
Tord por su parte inició siendo muy neutro con el azulado, incluso le sorprende la paciencia que el comunista tuvo en sus primeros encuentros, sin embargo, esa paciencia tarde o temprano se agotó y ahí fue que empezó la confrontación entre los dos.
En un inicio siempre era Tom quien iniciaba las peleas, pero el otro no tardó mucho en devolverle las malas jugadas. Al final siempre se detenían por los regaños de Edd, al fin y al cabo, era un buen amigo para ambos, Matt prefería no interferir.
Recuerda como sus peleas fueron escalando hasta convertirse en golpes, amenazas de muerte, gritos y apodos lastimeros.
Aún no lograba entender cómo es que le afectaba tanto
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This isn't the end [hiatus bipolar]
Fanfic| Fanfic | TomTord | NO HAY +18 | Gay Ship | SINOPSIS: Thomas Ridgewell sufre en silencio la perdida de su "no amigo" tras el incidente del robot gigante y el arpón mientras trata de esconder de sus amigos: Edward Gould y Matthew Hargreaves; el apre...