35. Los justicieros de las sombras

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Oak Green se acercó con una lentitud que me puso nerviosa

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Oak Green se acercó con una lentitud que me puso nerviosa. El cabello del color de las agujas de pino que le caía sobre los hombros se balanceó con la brisa de mar y sus carnosos labios se curvaron para mostrar una sonrisa. El árbol elemental que descansaba sobre su frente emitía todo su poder Ix Regnix, al igual que sus bellos ojos, cada uno de un tono de verde distinto.

—Veo que ha dejado atrás a su guardia —le dije cuando llegó a mi altura.

—De vez en cuando necesito unos minutos conmigo misma. Resulta irónico que sea en clanes ajenos donde más tranquila me siento.

Asentí sin saber qué decir. Estaba demasiado ocupada intentando mantener la mirada apartada del escondite de Musa. Si la jefa de su antiguo reino la encontraba, se desencadenaría una nueva tormenta de problemas para la que nadie estaba preparado.

—¿Te veré este anochecer en la fiesta de bienvenida para la nueva Ix Realix? —preguntó.

—No lo creo. Mi relación con los miembros de la Autoridad no está pasando por su mejor momento.

—Es una buena forma de decirlo —bufó divertida—. No sabía que impartías clases de Vida Antigua. La verdad es que todavía no he determinado si eres valiente o estúpida.

—Cada vez tengo más claro que se trata de la segunda opción, Ix Regnix.

—Creía que habíamos dejado las formalidades atrás.

Sonreí y me relajé de inmediato; hablar con Oak era tan sencillo como respirar.

—Me preocupa el estado de Killian.

—El jefe del clan tiene muchas responsabilidades que atender —dije con la voz forzada—. Estoy segura de que todo mejorará cuando se vincule con su nywïth.

—¿Qué opinión te merece Ix Elísabet? —preguntó para mi sorpresa.

—¿Es que se me permite opinar de la Ix Realix del clan?

—¿Acaso has empezado a controlar tu discurso? —preguntó con una incredulidad que me hizo sonreír—. Acompáñame —pidió mientras comenzaba a caminar—. Me gustaría saber un poco más de esas clases tuyas, quizá me interese impartirlas en mi reino.

—No sabía que estabas deseosa por enfrentarte a los miembros del Consejo Esmeralda. —La joven me observó en silencio mientras rodeábamos los árboles de luz—. No me mires así, ambas sabemos que la propuesta generará un conflicto.

—Los esmeraldas no somos tan propensos al odio.

—Porque la Sin Magia no vive en vuestro reino y siempre habéis tratado la cuestión desde la distancia. Todo el mundo es muy respetuoso hasta que lo diferente llama a la puerta y provoca cambios en su forma de vida. Es ahí cuando comienzan los problemas.

—Por mucho que se oponga, el Consejo tendrá que aceptar mi decisión como Ix Regnix —dijo con voz autoritaria.

—Pero entonces estarías ignorando a quienes representan la voz de tu pueblo. ¿No es esa una forma de gobierno un tanto absolutista?

La perdición de la tormenta (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora