-Romance, fantasía, aventura-
Obligada a vivir al margen de la sociedad por no ser como el resto, la singular Moira Stone se verá forzada a salir de su escondite cuando un inaudito acontecimiento amenace con destruir su hogar. ¿Pero qué puede hacer...
Hubo un error y se cortó el capítulo. Ahora ya está bien.
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Esa misma noche
Musa se acercó a la mesa que ocupaba Quentin en la taberna. El soldado se sentía tan miserable que no se percató de la presencia de la joven hasta que vio la sombra que proyectaba sobre la mesa, y entonces se irguió con desgana.
—Sería un placer entablar conversación, pero hoy me gustaría estar...
El rubí se detuvo en cuanto posó la mirada en su nywïth. Musa estaba radiante. El azul de sus ropajes destacaba la intensidad de sus poderosos ojos verdes, que le sonrieron mientras le cogía la copa y bebía un trago.
—Oh, por favor, sírvete —le dijo Quentin.
—Das pena.
El soldado se asombró por la sinceridad sin filtros de la joven, pero en vez de ofenderse, soltó una carcajada.
—Supongo que sí. ¿Cómo está siendo tu estadía en el reino?
—Vuestra Fortaleza es uno de los peores lugares en los que he vivido, lo que es bastante difícil de superar.
Quentin se volvió a reír y su mirada pareció recuperar algo de brillo.
—¿Qué es lo que lo convierte en un lugar tan terrible?
—Como si no lo supieras... —le dijo la joven con una sonrisa cómplice—. Pero estoy muy agradecida. Es agradable recordar cómo es la vida en el reino, aunque cuanto más tiempo estoy alejada de mi hogar, más ganas tengo de volver.
—Supongo que regresarás ahora que el adiestramiento no ha funcionado.
—¿Qué adiestramiento?
—El de Moira. ¿No estabas aquí para ayudarla a canalizar su magia?
—Oh, sí. Por supuesto... —dijo con una malicia que lo divirtió.
—¿Debería sorprenderme?
—¿Deberías sorprenderte? —repitió ella con una sonrisa pícara.
—Cada vez entiendo mejor por qué eres tan amiga de Moira.
—Deberías unirte a nosotros, tenemos toda la noche planeada.
—Os lo agradezco, pero no. Este anochecer-
—Prefieres ser un triste —lo interrumpió. Quentin la miró desconcertado.
—¿Eres consciente de que soy un rubí? Los sentimientos son importantes para nosotros. ¿Es que no sabes lo que es el tacto?
—Donde yo vivo no hay tiempo para tener tacto, Aylerix. Mi sutileza no está desarrollada. Pero si eres un rubí, ¿no se supone que me puedes leer las emociones y comprobar la intención de mis palabras?
Musa arqueó las cejas para retarlo y llevó una mano a la copa, pero Quentin se la arrebató y se bebió todo el nögle con una sonrisa satisfecha. La joven pidió otra bebida y el soldado se maravilló de su desparpajo. Su libertad sin condiciones era digna de admiración.
—¿Y bien? —le preguntó Musa—. ¿Vas a hundirte en el mar de tus propias lágrimas o a tomar la decisión de una vez?
—¿Cómo sabes que tengo que tomar una decisión?
—Porque en eso se basa la vida, Aylerix.
—Todavía no sé qué voy a hacer.
—Mientes —le dijo Musa con una sonrisa—. Lo has sabido desde que se te presentó el problema. Ahora solo estás perdiendo el tiempo porque no quieres aceptar el sacrificio que conlleva.
Quentin se quedó perplejo. Musa le dio las gracias al nei que le entregó la copa de nögle que había pedido y se la bebió de un trago. El rubí arqueó una ceja incrédula, ya que desconocía que la joven tenía que recargar la energía elemental que llevaba soles adormecida. La esmeralda lo miró con un brillo travieso en los ojos y le tendió una mano mientras se levantaba.
—Quiero enseñarte algo —le dijo.
—¿No tenías toda la noche planeada?
—Se me da mejor improvisar.
El soldado aceptó su ofrenda, fascinado con su comportamiento, y juntos recorrieron las calles hasta llegar al bosque. La conversación fluyó como las mareas en el océano y las estrellas fueron testigo de los secretos que compartieron. Quentin le habló de su llegada al clan Aquamarina, de la muerte de su hermana y las aventuras en el reino. Musa compartió anécdotas del Hrath, le contó lo que recordaba sobre sus padres y le habló de lo diferente que era la vida en la montaña.
Aquel anochecer, entre los árboles, la esmeralda le enseñó los principios básicos para cazar un oso con un trozo de madera, y en la tranquilidad del bosque, sobre una alfombra de tierra y musgo, le mostró cómo sobrevivir a un entorno helado compartiendo caricias, besos y magia.
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Perdón por el retraso. Llevo unos cuantos días oscilando entre los 38 y 39 de fiebre y no podía corregir los capítulos. Gracias por el interés, la paciencia y por no agobiarme para que actualizase😍
Os dejo el capítulo del lunes y el del jueves porque no sé cómo me voy a encontrar mañana.
Contadme cositas📩
Espero que os haya gustado😻
Recordad cumplir la meta en los dos capítulos, por favor 🦋
