Capitulo 11.

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Alerta escena + 18.

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No sé si tardé segundos u horas en darme la vuelta y encontrarme con los ojos verdes de Fran. Cerré los ojos, respire profundo y me gire para enfrentarlo. Mi sorpresa no fue menor al ver su mano unida a la de la misma pelirroja que lo acompañaba en la boda de Charles y Juliana, así que aquella chica era la tal Alma.

En mi cabeza aparecieron dos opciones y ninguna me gustaba demasiado. Una de ellas era ponerme a llorar y correr a un baño gritando "mi vida esta arruinada" y ganarme al instante el odio absoluto de Alma; porque no les voy a mentir, verlo con ella dolía como una patada en las tetas y toda mujer sabe lo mucho que puede llegar a doler.

La otra opción era un poco más lógica y menos dramática, pero seguro más dolorosa (algo así como una patada en mis partes íntimas): fingir que no me alteraba verlo con ella, mostrarme contenta de verlo feliz y ser la mejor amiga que siempre debí ser y de paso, no ganarme el odio de su futura esposa.

- ¡Fran! - le dije y lo abrace, en un susurro solo para que el me escuchara agregue - Perdón por ser una estúpida y la peor amiga del mundo ¡Seguro me odias!

El me agarro la cara con ambas manos y me miro con una sonrisa, si bien mis bragas se mojaban por tenerlo tan cerca, cualquiera que viera la imagen desde afuera podía pensar que éramos dos hermanos que se rencontraban después de mucho tiempo.

- Marie si bien lo que me dijiste me pego en el forro de las bolas, enseguida me di cuenta que no eras vos hablando, sino todo el enojo por la situación. Jamás te odiaría tonta.

- ¿Porque en este mes no me hablaste nunca? Pensé que me detestabas...

- No te hable porque la que se fue fuiste vos Marie, no yo – sentencio él. La conversación ya estaba tomando un tinte demasiado personal para tenerla con Alma a un costado, así que decidí dejar este tema por ahora.

- Hola, no nos conocemos formalmente pero soy Marie - le dije a su novia con una sonrisa sincera muy a mi pesar. La chica no tenía la culpa de que yo estuviera enamorada de su prometido.

- ¡Hola! Nati y Fran me contaron un montón sobre vos, ya siento que somos amigas desde siempre - me dijo ella sorprendiéndome y más aún que me abrazara. Estaba claro que no tenía ni idea que asado entre Fran y yo.

Era surrealista estar teniendo toda esta conversación en el medio de un club liberal. Literal mientras nosotros tres hablábamos, había personas a nuestros alrededores que hacían mucho más que besarse y bailar. Extrañamente no me escandalizaba todo lo que ocurría a mí alrededor, es más una parte de mí, la traviesa quería ser parte, quería manos y labios por mi cuerpo. Tome de un sorbo lo que quedaba en mi vaso y con una sonrisa le dije los dos:

- Este cuerpo se va a buscar otro trago y ver si caza algo por la vuelta – Hice una guiñada para Alma y me perdí de vista.

Me acerque a la barra que tenía más cerca y esta vez pedí un whisky solo, mientras que lo esperaba con mi mirada recorrí la enorme pista. Me gustaba demasiado el estilo de este club, era chic pero a la vez sutil, nada era forzado. Una chica se sentó alado mío en la barra y pidió un daiquiri de frutilla, estaba vestida con una pollera de cuero negra y con un top negro transparente también, sus brazos tenían varios tatuajes como también su pecho. Me sorprendió su elección de trago no parecía una chica de daiquiris, hubiese apostado que era del whisky sin hielo; pero mírenme a mi nadie diría que era una infiel asquerosa y si fuera por mi estaría encerrada ahora mismo en un baño con Fran. Las apariencias son engañosas. Cuando se lo entregaron, me miro, con una sonrisa y me dijo:

UNA ULTIMA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora