First Love - JEONGHAN (SEVENTEEN) ONE SHOT

First Love

Narra Jeonghan

Estiro la punta de mis pies descalzos, intentando sostener la caja que se encuentra sobre uno de los estantes viejos y polveados de la casa en donde solía vivir de pequeño.

Llegamos al lugar con la intención de limpiar aquella casa que ya estaba mucho tiempo vacía, pero no pensé que me daría tanta curiosidad inspeccionar mis antiguas pertenencias.

Logro sujetar el objeto y toso un poco cuando el polvo se empezó a dispersar debido a mi respiración. Observo un montón de cosas, entre ellas mi identificación de la escuela, un viejo diploma, algunos libros llenos de dibujos de cuando trazaba rayas en las hojas para matar el tiempo en las clases intensivas de las que no lograba escapar, y demás. Es entonces que un peculiar álbum de fotos con pasta de cuero resalta de entre todos los objetos.

Me encojo un poco para dejar la caja en el piso. Me siento a un lado y sostengo el álbum, el cual intento desempolvar y lo logro con éxito después de un par de estornudos. Entonces, vagos recuerdos llegan a mi memoria al ver la imagen de un montón de alumnos parados en fila mientras le sonreían a la cámara. Sin embargo, solo un chico tenía la mirada apuntada en otra dirección. Ese era yo.

El lejano recuerdo llena mi alma, los días en los que era joven e inmaduro, esos días en donde la sola voz de una persona me hacía temblar y su sola sonrisa aceleraba mi corazón sin parar.

El eco de los pasos que escucho corriendo hacia mí me hacen regresar a la realidad y provocan que sonría incluso más fuerte que en esos días del pasado. El sonido de su voz agita mi corazón de forma incontrolable, mucho más incontrolable que cuando era joven.

Cierro el libro y espero su llegada.

—¡Aquí estas! —ella aparece con una manta envuelta en su espalda y sus largos cabellos dejan de brincar, pues estos sé agitaron por correr tan desesperada hacia mi encuentro—. ¿Qué es eso? —pregunta curiosa, mirándome desde arriba—. ¿Puedo ver?

Ni siquiera es necesario responder, como puede pasa por debajo de mis brazos y se hace un espacio en medio de ellos. Se toma el tiempo necesario para colocar la manta en mi espalda y así abrigarme del frío viento de otoño, nuestra época favorita del año. Una vez satisfecha, me sonríe cálidamente y se acurruca en mi pecho, esperando paciente a que le dijera qué era lo que me entretenía tanto como para que no fuese en busca de ella.

—Encontré esto en mis cosas viejas —respondo. Me escucha atenta, aunque únicamente veo su cabeza acostada en mi pecho, pero sé que lo hace—. Es el álbum de fotos de mamá, hay fotos de cuando yo era más joven.

—¿Cuándo te escapabas de clases? —ríe dulcemente.

—No hacía eso, bueno sí, pero eso fueron solo algunas veces —rio a su lado, recordando viejas anécdotas—. Aunque algunas fotos son de cuando estaba en la universidad.

—Ahhhhh —mueve la cabeza de arriba abajo—. ¿Aquí estás de pequeño? —pregunta al ver niños con uniforme—. Ellos son tus compañeros de clase —asiento.

—¿Puedes adivinar quién soy?

—¡Sí! —ella sonríe y acepta el reto.

Examina cuidadosamente las fotos que hay en las páginas, forma un tierno gesto pensativo y finalmente su dedo señala a un muchacho con gafas cuadradas y un flequillo que cubre gran parte de su frente.

—¿Cómo lo supiste? —pregunto intrigado.

—Porque tiene tus lindos ojos —presiona mi mejilla suavemente y me sonríe. Dejó escapar una risa por su acción.