Kirishima te observa deseoso, con los ojos oscuros y la respiración irregular, mientras desliza los tirantes de tu vestido y besa tu cuello.
Suspiras con la cabeza nublada por el placer y el cuerpo temblando bajo sus músculos y caricias, las cuales no tiene intención de parar.
Arqueas la espalda y abres las piernas, invitándolo a profundizar en tu cuerpo, algo que no tarda en hacer, juguetea con tus braguitas antes de arrancarlas con ferocidad y atacar tus labios.
Te muerde y lame al mismo tiempo que sus dedos juegan con tu interior y tu clítoris, gimes contra su deliciosa boca arañando su espalda.
- Te necesito. – susurras –
Notas su sonrisa sobre tu hombro segundos después de sentir su creciente erección contra tu entrada.
- No hagas mucho ruido, Aka puede escucharte. – te susurra –
Desplomas tu espalda sobre el colchón y lo miras con las mejillas enrojecidas y los labios hinchados.
- Es tu culpa, lo haces demasiado duro. – le reprochas con una sonrisa –
Eijirou te da la vuelta y desliza su mano por toda tu espalda hasta agarra tu pelo, mientras que con la otra aprieta tu cadera.
- Como si no te gustase. – besa tu hombro – muerde la almohada si es demasiado duro. – se ríe con lascivia –
Su voz grave te enciente por lo que alzas tu trasero hacia él sin poder esperar más.
- Cállate y follame. – le dices deseosa –
Sin hacerte esperar más y encantado de que le supliques clava su gran miembro en ti sacándote un par de gemidos lascivos.
Te embiste con ferocidad tirando de tu pelo y clavando los dedos en tu piel.
Notas su aliento en tu espalda y tus pezones rozando contra las sabanas, te tapas la boca intentando no hacer ruido, algo que enciende más a tu pareja, por lo que aumenta la fuerza para probarte.
Aprietas las sabanas y contraes la vagina, Kirishima nota tu estrechez y sabe que estas a punto de venirte.
- Aguanta solo un poco más. – alza una de tus piernas y se la coloca en el hombro –
Profundidad las embestidas y tus piernas tiemblan, segundos después ambos os corréis, Eijirou deja caer su semen sobre las sabanas y te mira enamorado.
Te quedas agotadas sobre la cama, mientras tu enamorado se levanta y cambia las sabanas que acaba de manchar antes de recostarse a tu lado.
- Te quiero. – te dice apartándote el pelo de la cara –
- Te quiero. – respondes dándole un corto beso –
Os quedáis dormidos poco después, dejando que el cansancio os gane, pero con la salida del sol y con la llegada de un pequeño intruso en vuestra habitación despertáis.
Aka se tira sobre sobre vosotros entre risas.
- ¡Ya es de día! ¡mama! ¡papa! ¡hay que levantarse! – grita un pequeño lobezno –
Lo miras con cariño y lo estrechas contra tu pecho, Aka te recuerda mucho a Kirishima, se parece a él, pero tiene el color de tus ojos y tu pelo.
Se apoya en la cama y te mira con una sonrisa y los ojos brillantes.
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