❝Tu aroma se disipó en el aire, tus mentiras ahora solo son ecos que resuenan en mis oídos, y las huellas de tus dedos, lejos de yacer simplemente en mi piel, ahora solo se aferran con fuerza, quemándome.❞
S E G U N D O L I B R O
Kita Nanami ya n...
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Cuando recupero el aliento y mi vista consigue enfocarse apropiadamente al ambiente, me sorbo con fuerza la nariz, sintiendo como toda la sangre se me calienta de un solo tirón y en un instante.
A pesar de que ya se ha ido, quiero pensar que volverá en cualquier momento.
Vuelve Jeno, sigo aquí.
Vuelve... aún no te he contado toda la historia.
Es el dolor, infinitamente más fuerte que la ira que llevo acumulada en el pecho, y que me quema.
¿Hasta cuando podrá dejar de dolerme el corazón? ¿Hasta cuando?
Yuta sigue en la recepción; lo encuentro recargando su espalda en la pared. Su sonrisa me recibe, pero no quiero ni puedo corresponderle. No después de lo que hizo y no después de que mi cabeza hiciera todo tipo de suposiciones sobre sus acciones.
ㅡEscuché que Hiro chocó el auto de tu profesora. Estaba preocupado por ti, pensé que algo había pasado o que te habías lastimado. Te escribí, pero no respondiste. ¿Estás bien?
ㅡSupongo que debes de estar contentoㅡ lo enfrento, ignorando todas sus palabras anteriores y limpiándome bruscamente las mejillas. ㅡJeno se fue y se creyó todo este escenario que te montaste. ¿Necesitas algo más o quieres joderme la vida otro poquito antes de irte?
Toma impulso para responderme.
ㅡNo sabía que él estaba aquí cuando llegué, así que lo que dije al principio fue involuntario. Aunque admito que después si fue intencionalㅡ desprende las palabras de su boca, cruzándose de brazos. ㅡNo era mi intención hacerte pasar un mal rato.
Me presiono la frente con las puntas de los dedos, escuchando su justificación. Tengo un dolor de cabeza y pecho que no puedo calmar, menos ahora.
ㅡComo sea, solo te pediré una sola cosa antes de que te vayasㅡ aviso, suspirando profundo. ㅡNo vuelvas a hablarme como una de tus amiguitas a las que te llevas a la cama para follar. No quiero que vuelvas a llamarme por esos estúpidos apodos, menos enfrente de Jeno.
ㅡEso es lo único que te importa, ¿no? ¡Jeno, Jeno, siempre es Jeno!ㅡ exclama, perdiendo los estribos. Y, al igual que yo, me enfrenta a la cara. ㅡSi te llamo así es porque solo trato de ser afectuoso contigo, me importa un carajo si ese infeliz se llega a sentir inseguro.
ㅡ¿Es él quien se siente inseguro, Yuta?ㅡ me río, mofándome de su teoría. ㅡ¿Quién fue el que me estuvo rogando en la puerta de mi casa motivos por los cuales te sentías superado por él?
