Capítulo 15: ფენიქსი

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Los ojos avellana veían el profundo y oscuro espacio, levemente iluminado por estrellas y por la luz dentro de la cápsula de escape. Estaba fascinada con el espectáculo de la naturaleza, al presenciar lo gigante del espacio reconocía lo pequeña que era ella y la Tierra.

—"Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es el océano" —citó en voz alta. Sacudió la cabeza, se levantó de la silla del piloto y caminó hasta uno de los asientos detrás de ella—. Muy bien. Es hora —dijo mientras se colocaba un cinturón con tres esferas plateadas de forma diagonal en su pecho, luego tomó unas cinco tiras de una tela extraña y comenzó a amarrarlas en su cabello. Al terminar, respiró lentamente calmando los nervios que crecían dentro de ella—. Es un buen plan, es un buen plan. Entras, aprisionas al Círculo Blanco, liberas a los tuyos, y vuelves a la Tierra a tiempo para una noche de hermanas. Pan comido —dirigió su vista hacia el cristal divisando la nave de Nidolhorg acercándose cada vez más—. Pan comido.

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El capitán Nidolhorg se encontraba en su camarote tomando un vaso de un líquido violeta, al terminar el brebaje se dirigió a la gran cama en medio de la habitación y sacó su cuchillo de la funda amarrada en su cintura.

—Entonces... —habló tocando con su mano libre la espalda descubierta de Anne quien se encontraba acostada boca abajo— ¿En qué nos quedamos? —los sollozos de la niña eran callados por la almohada contra su cara.

La espalda de Anne era una obra de arte abstracto, el lienzo blanco escamoso era adornado por golpes morados y verdes que se mezclaban con el rojo sangre de algunas cortadas hechas por el cuchillo del capitán. Los dedos azules recorrieron toda la columna vertebral de arriba hacia abajo, al llegar a su parte baja, pasó su cuchillo marcando la división entre la espalda y sus glúteos. Anne soltó un grito de dolor un poco contenido por la almohada, el viejo solo rio.

—Sí que te gusta ¿no? —iba a comenzar un nuevo corte cuando un llamado a su puerta lo interrumpió, suspiró molesto y se dirigió a ver quién se atrevía a interrumpirlo. Al abrir la puerta se encontró con uno de sus hombres un tanto asustado, el capitán era muy estricto con su privacidad cuando tenía a alguien más en su camarote—. ¡¿Qué?! —preguntó enojado.

—S-siento molestarlo capitán —dijo el tripulante, con temor que Nidolhorg le hiciera algo por haberlo interrumpido—. Es que una cápsula de la nave daxamita viene hacia nosotros —el anciano azul puso los ojos en blanco.

—Estos daxamitas son unos molestos. Debe ser que vienen porque alguien ensució el suelo de su nave cuando llevaron a su hija y ahora van a querer una disculpa o algo. Ya sabes cómo son —terminó con una sonrisa y el tripulante comenzó a reír. Aunque su diversión no duró mucho ya que en un movimiento rápido Nidolhorg le había dado un puñetazo en la cara que lo dejó en el suelo—. Ve con otro a ver que quieren. Y si vuelven a molestarme no seré tan delicado —el tripulante se levantó temblando y agarrando su nariz sangrante.

—S-sí capitán —dijo para luego salir de allí a un paso rápido.

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—¿Te sigue doliendo? —preguntó uno de los tripulantes con una sonrisa burlona.

—Sigue así y te daré tu propio golpe en la nariz —amenazó el hombre azul mientras se sujetaba un trozo de tela en su nariz, deteniendo la hemorragia. Su compañero rio.

—Como si tu golpe pudiera compararse con el del capitán —el otro hombre azul cerró el puño de su mano libre.

Iba a decir algo cuando la escandalosa alarma comenzó a sonar. Ambos hombres se dieron una última mirada para luego poner su atención en la puerta que conectaba con la nave recién acoplada.

Danvers sisters (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora