I could get real used to you

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-Hanma.- lo llamaste. Estuviste esperando su llegada en donde vivían, quien sabe hasta cuando, durante todo el día.

-Buenos días, mi cielo.- la manera en la que canturreo el apodo generó una sonrisa tierna y sonrojada en ti.

Perdías la noción del tiempo estando encerrada en esa pocilga de, qué era? ¿Una oficina? ¿Un extraño y viejo videoclub abandonado? No lo sabías y tampoco era que te sacaba el sueño, lo único que necesitabas era sobrevivir, y así estabas más que bien. Junto a él, acompañado a la única persona que te quedaba.

Las noches se hicieron más llevaderas, gracias a la costumbre, ya no era imprescindible saber si el día estaba oscuro y las calles iluminadas por la luz de la luna o estaba el brillante e incandescente sol pegándote en la cara.

-Te estuve esperando todo el día.- Pasaste de estar apoyada en el marco del enorme ventanal a acercarte y abrazar por la espalda a tu querido amante, quien se dirigía al borde de la cama que compartían.

Hanma río bajo, parecía divertido por tu reciente cambio de actitud. No era como si no le demostrarás tu amor, sino que él entendía perfectamente como te sentías en estos momentos, y siempre.

Esa era una de las cualidades que más te atraían de él, por más que estuviese metido en temas turbios y haya sido partícipe de las peores riñas de Tokio durante toda su adolescencia, era el único comprensible con el tema de tu humor. Lo único que has necesitado. Ninguna otra persona gastaría su tiempo en intentar de entenderte, pero él...

Él ni siquiera lo intentó, lo supo desde el primer momento.

-Sabes, tengo una interesante misión para ti.

Sonreíste detrás suyo.-¡Por fin! No hay nada entretenido aquí más que dispararle a las ratas que se les escapan a tus súbditos desde la distancia.-suspiraste- Deberías conseguirte mejores mafiosos que trabajen para ti, los que tienes son basura.

Su risilla característica llenó tus oídos.

-Lo dices porque sabes que eres mejor.-Se volteó para observarte mejor.

-Claramente lo soy. Aunque dadas las circunstancias en las que terminamos viviendo juntos no se me permite hacer más de lo que podría.

Hanma se voltea completamente. Sostiene tu mandíbula con su mano tatuada con su famoso tatuaje en kanji "castigo", sus ojos observan con detenimientos tu rostro. Un par de pecas apenas visibles en el puente de tu nariz. Ojos grandes pero con una mirada seria, él sabe que lo haces a propósito ya que no es la misma mirada que le dedicas siempre que están juntos. Una expresión forma sus labios, y te besa.

Un beso como para que no queden ganas después. Un beso que empieza dulce y parece que tranquilo, hasta que lame tus labios con su lengua, pidiendo entrar a tu boca. Parece que luchan por quien mantiene el control, hasta que coloca ambas manos detrás de tus glúteos y te levanta apoyándolos a ambos contra el colchón. Mientras se acomoda entre tus piernas.

Ahora es un beso desesperado. No hay intercambio de palabras, solo saliva y jadeos apenas audibles. La pequeña habitación solo compuesta por una cama de dos plazas, una mesita de luz en cada lado. En tu lado izquierdo pegado a la pared, se encuentra un espejo delgado de cuerpo completo, para que no olvides la belleza que eres todos los días, fueron las palabras que dijo Hanma. No hay más inmobiliaria en esa habitación, simplemente porque no lo veías necesario. No es muy grande tampoco, aunque era el segundo piso y el lugar donde se alojaban por ahora, la planta baja, era un poco más espaciosa.

Eso sí, tenías toda tu colección de cuchillos, pistolas y catanas ahí dentro. Las de mayor tamaño y pesadas, colgadas en la pared, y las más pequeñas sustentadas en otra mesa al otro lado de la pieza. Eran tus preciosos. Vaya uno a saber cuantas vidas fueron arrancadas de sus dueños en actos indecorosos por tus manos.

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2021 ⏰

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So high | Hanma ShujiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora