Y ahí estabas, te tenía en frente después de tanto tiempo, casi un mes. No voy a mentir, antes ya había pasado más tiempo sin verte, meses, desde la escuela, en la primaria, nuestras vidas no habían coincidido tanto como para vernos más seguido. Nos conocíamos, nuestras familias eran cercanas, de alguna extraña manera nuestra amistad era de pocas palabras, pero siempre, cuando nuestras miradas se encontraban y de forma instantánea una sonrisa de boca cerrada decoraba nuestros rostros, recuerdos de nuestra niñez volvían, recuerdos de cuando todo era más fácil, de cuando no habían preocupaciones mayores a que ese niño o niña que te gustaba se enterara, o que la maestra dibujara con marcador una carita triste en el dorso de tu mano por "portarte mal"... de alguna forma el ver al otro nos trasportaba a ese hermoso momento de nuestra infancia que muchos extrañamos y con eso, mutuamente, nos dábamos paz... O al menos a mí me pasaba.
La última vez que te vi fue en algún tipo de reunión de amigos de nuestras familias, recuerdo la despedida, tu sonrisa de medio lado desde la lejanía, sin saber si acercarte y darme un abrazo o solo mover tu mano desde lejos. Tu y tu hermano se levantaban para irse, ya para ese momento tenía mucho tiempo sin verte, habías crecido más que la última vez, estabas dejando crecer tu cabello, que había tomado una forma rizada que nunca pensé tendría al acostumbrarme a tu usual corte militar, hasta tus brazos se veían más fuertes, por el ejercicio supongo.
Pero había algo diferente, algo extraño, estabas más delgado, de alguna manera sabía que algo no andaba bien, debí prestar más atención, debí estar más atenta, estar más pendiente a las conversaciones que circularon los días siguientes, a la razón por la que ese día se fueron tan temprano y el porqué no estabas acompañando a tu familia en la siguiente reunión.
Hace casi un mes estábamos reunidos todos en tu honor, amigos, familia, incluso nuestras profesoras de primaria y compañeros de esa época. No estábamos en casa, debíamos viajar un par de horas para llegar al lugar, habían muchas personas, a pesar de la pandemia, muchos acudiron por tí, deberías estar orgulloso, moviste a mucha gente ese día.
Me vas a disculpar, pero aquel día no quise verte, más bien no pude, había tratado de ser fuerte desde la noche anterior, pero sabía que si te veía, si tan solo me acercaba unos cuantos pasos, todo ese semblante de falsa tranquilidad desaparecería, así que me quedé a unos metros, viendo hacia dónde estabas, observando a tus papás y a las personas que se acercaban a consolarlos, tu nombre completo en un liston, las coronas de rosas y esa bandera de tu equipo favorito que tanto me desagradaba, porque era el rival del mío, cubriendo el lugar donde te encontrabas.
Y ahora estoy aquí. Estamos aquí de nuevo. Luces igual que esa última vez, tu cabello rizado, nunca te lo dije pero me encantaba ese estilo. Me acerqué a ti, me sorprendía verte, llevaba mucho tiempo deseando verte pero luego de un mes había perdido las esperanzas de que te aparecieras. El no pensar a veces me ayudaba, es como omitir hechos, momentos dolorosos, como si nunca hubieran pasado y todo fuera como antes, así no tendría que fingir felicidad u ocultar el dolor, así simplemente seguía viviendo, sin pensar. Por eso, el verte, aunque me agradó me sorprendió. Camine hacia a ti, lágrimas en mis ojos, no podría creer que estuvieras ahí, pensé que ya no volvería a verte... Y entonces sonreíste, amé esa sonrisa, te sonreí de vuelta y ya no tenía que fingir más, solo me deje sentir. No se si mis labios pronunciaron palabra pero con todas mis fuerzas deseaba abrazarte así que te lo pedí o tal vez solo lo pensé, como sea lo dije:
—¿Puedo abrazarte?— lágrimas cayendo de mis ojos y rodando por mis mejillas.
Ni siquiera lo pensaste, solo abriste tus brazos para recibirme y me estampe contra ti, recibiendo tu cálido abrazo. Esta vez no fue igual a los demás, se sentía diferente, sabía que era diferente, era ese abrazo de despedida que la última vez no te pude dar, ese adiós que nunca salió de mis labios, ese cierre que necesitaba.Y entonces, antes de que alguno de los dos pudiera decir algo, desperté en mi cama.
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Nota de la autora: No es lo primero que escribo, pero si lo más sentido que he escrito hasta ahora. Nunca pensé escribir acerca de esto pero tuve un detonante y pues, este fue el resultado.
Si llegaste hasta aquí, muchas gracias por leer ✨
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Un desastre en mi cabeza
RandomEsta no es una historia, solo son mis pensamientos, cosas que escribo cuando no puedo controlar mis sentimientos o cuando me he cansado de fingir felicidad todo el tiempo. Es mi terapia, mi manera de mantenerme estable y que todos perciban que estoy...