Capítulo 14

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Ángel.

Marruecos.

Hora: 09:15 p.m.

Brenda Rausell.

— ¡Come perra! Luego te vas a bañar y sales hacer tu trabajo.

No puedo desistir, no puedo decir no, no puedo hablar, ni mucho menos respirar. Si llevo la contraria me inyectaran algún tipo de droga que para ser sincera no me apatece. Esas son las opciones que me dan, obedezco por las buenas o por las malas. Aveces quisiera que me lo inyectaran y así no pasar por el proceso de estar con un hombre que no me apetece, con un viejo verde que me toque, para hacerlo sin recordar y sin sentir asco, pero veo a las otras chicas que han resivido esas drogas y la verdad no quiero quedar como ellas, parecen zombis y a ellas son las que más mal le van acá.

En total somos cuarentas chicas las que trabajamos aca, y la mayoría vive drogada y las otras se mantienen sana porque les conviene o porque les gusta este tipo de trabajos.

Comienzo a comer porque esto es lo único que me manteniene con fuerzas y no con debilidades.

Por lo menos la comida sabe bien.

Esto es una pesadilla pero en la vida real, donde te forcejean a tener sexo, donde tienes que poner tu boca en lugares donde no te apetece ponerla, donde hay golpes y maltratos, donde te ofenden, donde te humillan, donde no hay escapes.

Mi ventaja de todo esto, es que soy una de las mejores mujeres de este burdel y aveces tengo días de descansos. Me tuve que ganar el lugar porque de esto se trata, morir o vivir y a pesar de que sea un infierno prefiero seguir viva.

Han pasado tres años y medio, dentro de unos meses cumplo veinte años. Un año más encerrada en este lugar, sin ver a mis padres y a ella, a mi hermana.

Tengo rabia, rabia con ella porque juro siempre protegerme y mientras yo vivo en un infierno lejos de casa ella está teniendo una vida de rosas, y no es justo. No para mí porque yo no me merecía esto, nadie lo merece.

Desde aquella vez que me raptaron conté cada segundo, cada minuto, horas, meses, hasta que paso un año y perdí las esperanzas de que me iban a encontrar. Me tocó sobrevivir a mi manera y así perder las esperanzas de que vendrían por mi.

Me torturaron, me violaron, pasé días de hambre, y también me inyectaron. Y fue la peor face porque nunca quise eso en mi sistema, hasta que me dieron a elegir y opté por la más segura. No luchar.

Tres malditos años buscando la manera de escapar de acá pero es imposible ya que todo tiene su seguridad.

Abren la puerta de un tirón y me sobresaltó en mi asiento por el susto.

Es Adbel, la mano derecha de su patrón. Entra agarrando  el cabello de Laika, y luego la estrella contra el piso.

— ¡Siempre buscas la manera joderme! Si no te mato es porque mi patrón te necesita más viva que muerta. — se agacha a donde esta ella y le alza el mentón con la punta de su pistola— Pero cuando ya no le sirvas yo mismo te mataré y haré que te tragues tus putos ovarios.

Se pone de pies, se plancha el traje con las manos, y se peina el cabello hacía atrás.

Yo mantengo mi vista en el plató, esto es así; no ves, no oyes, no hablas.

Sale tirando la puerta mientras Laika, abraza sus rodillas y esconde la cara entre ellas para llorar.

Ella tiene el mismo tiempo que yo estando aquí, también venía en el batallón de mujeres que habían raptados.

Latidos infernales [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora