CAPITULO 11

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No puedes huir de mi...

Todo a su alrededor estaba oscuro Semeliel estaba terminando de dibujar las runas en el suelo, que más daba las prácticas de conjuros cuando él ya había desobedecido al padre, fue castigado y además perdió a su única familia viva.

Necesitaba que su nueva familia triunfara porque el odiaba perder y demostraría a los otros que se equivocaban, ellos debían regir sus propias reglas sobre las criaturas por debajo de ellos, seguramente esta propuesta haría escandalizar los santurrones que decían llamarse ángeles y que le habían dado la espalda cuando las cosas no salieron de acuerdo al plan.

Seguramente cuando el con su ejército se hiciera con el poder pedirían con lagrimas en sus ojos llenos de magia que les perdonara, no se los pondría nada fácil, él no lo había tenido nada fácil durante milenios se regocijo internamente mientras termina de preparar su conjuro.

Poniendo una de las plumas arrancadas de Jehoel, un auténtico ser de bondad pura, podría hallar nuevamente a la chica más fácil de manipular para hacerse con el objeto divino, su padre que le dio la espalda ahora conocería de todo lo que era capaz, cuando llego el momento adecuado pronuncio unas palabras tan viejas como el mundo, de pronto vio que la mujer que estaba buscando estaba siendo protegida por un objeto que no permitía la invasión de ese tipo magia. Por lo que podía decir tenía protección y el reconocía esa firma de protección.

Ahora esto ya se podía imaginar donde estaba escondida la mujer solo necesitaba unos miembros de su ejército para la recuperación. A una llamada estaba de ser cazada esta mujer.

-No puedes huir de mí, te encontrare en cualquier lugar en el que te ocultes - prometió Semeliel.

LA BRUJULADonde viven las historias. Descúbrelo ahora