Xie con los puños apretados caminó a una cabaña descuidada, decaído y con los ojos hinchados agarró una cantidad de hojas y lo puso en la esquina y se tiró en él.
—Pensé haber superado está sensación de soledad, pensé haber encontrado mi alma gemela —las lágrimas que salían estaban mojando las hojas.
—Hoy... ya no tengo a nadie —dijo con la mano apretando el pecho.
El clima estaba lluvioso y en ello los soldados regresaron en el anochecer, Zheng o mejor conocido el Oficial Guo había entrado a decir la noticia a la Emperatriz a privado.
—Señora Emperatriz, la orden se cumplió
—Muy bien, nunca me has decepcionado —dijo la Emperatriz Xu mientras le daba algunas golpes a la espalda.
Zheng asintió y se retiró.
En su casa Zheng tiró las cosas que estaban en su frente de cólera.
—Es mi culpa, siempre fue mi culpa, soy un asesino... maté a muchas personas, yo... no puedo vivir sin él —dijo mientras se arrancaba su cabello.
Agarró el alcohol que estaba en la mesa y con una sonrisa susurró.
—Esta bebida fue cuando comí con XieMu —rio con lágrimas.
Se sirvió en una taza y se lo tragó.
—¿Cómo olvidar el sabor?, El sabor es tan suave como ese día, fue el día en que me confesé —dijo con una sonrisa y con los ojos rojos.
Todos los alcoholes que estaban guardados ya habían sido tomados.
—Una más —habló con los cachetes rojos.
Sin energía se durmió en la silla.
La lluvia empezó a estar más fuerte, las aves empezaron a resguardarse.
Zheng salió con resaca a comprar unas medicinas pero pudo captar como las personas se agrupaban, se acercó y escuchó una conversación.
—Escuchaste, el príncipe salió del palacio —dijo un cliente.
—Si, aparte escuche que salió por ser gay —susurró otro cliente.
—Como rayos un joven apuesto le puede gustar los hombres, están mal de su cabeza.
—Si, yo tampoco los entiendo.
—Yo escuché que salió también por decirle prostituta a la Emperatriz Xu —dijo una señora que pasaba vendiendo sus productos.
—¿¡Qué, enserio!? Amitabha como pudo salir esas palabras del príncipe.
—Ese niño no tiene modales en expresarse a sus mayores —dijo la señora —Estoy de acuerdo que se fue, ese niño no piensa en su futuro.
Asintieron en afirmación las dos clientas.
Zheng sin creer lo que acaba de escuchar compró directamente su medicina y se fue a su habitación.
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El Príncipe Ciego [COMPLETO]
Ficção HistóricaUna noche tranquila en un jardín el príncipe Xie jugaba con su hermana Liu, pero de repente fueron rodeados por un ejército. -¡Liu-jie! -Liu-jie, por favor habré los ojos..., Liu-jie tú didi quiere jugar en el jardín, Liu-jie... Un lugar tranquilo s...