65. Sýnnefa

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El resplandor agotador de tu belleza abruma mi cuerpo.
Las nubes por unanimidad permitieron este flechazo de amor certero.
Me sorprende que aún ningún retrato tuyo sea expuesto en el museo,
pues tu apoteósica fisonomía embellece más cada enero.

Amable el viento roza con suavidad tus hebras castañas,
las hojas danzan al ritmo de tu dulce voz embriagadora.
Dichosa la persona que haya logrado poseer tu alma soñadora,
con mis propias manos a quien mancille tu orgullo arrancaré sus entrañas.

Tus largas pestañas con su lento revoloteo alivian mi dolor,
tu profundo mirar concentra secretos que quisiera descubrir.
En susurros tu boca pide borrar ese amargo deshonor...
el recuerdo de fatídicas vidas pasadas perturba tu actual vivir.

Sobre tí se derramó ambrosía colmada de bondad brindada por los dioses,
quienes absortos por tu gran prescencia sin pensarlo diluyeron sus bendiciones;
lejana como ellos mismos te admiro desde la fría distancia.
Tu piel incandescente bañada por la luz del sol me produce nostalgia.

Oh María, propietaria de aquellos rasgos encantadores;
ante tus pies he caído en esta estrellada noche.
Consúmeme con tu avasallador encanto tal como el fuego a las frágiles flores...
no abrigo esperanza que fijes tus ojos en mí, sólo te adoraré sin reproches.

✿2021.05.12

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