VI

63 6 0
                                    


''Cada domingo se vuelve más sombrío

Un nuevo veneno cada semana

Nacimos enfermos.

Ya los escuchaste decirlo.''

(Every Sunday's getting more bleak

A fresh poison each week

We were born sick

You heard them say it)


Take Me To Church - Hozier

LOUIS

Después del emotivo momento, sentí un vacío en el estómago que me recordó que no había comido en horas. Mi acompañante, confesó que también tenía hambre. Nunca fui bueno cocinando y no quería pedirle a James que lo hiciera, ya que necesitaba descansar. Así que, después de una breve discusión, estuvimos de acuerdo en pedir una pizza. Mientras esperábamos la entrega, decidimos ver una película. A petición de James, elegimos una de Disney. No era muy fan de esas películas, pero no pude negarme.

Me maldije mil y una veces por haber dicho que eran películas aburridas. Las burlas de James no tardaron en llegar.

—¿No que no? —cuestionó entre carcajadas, con los ojos brillando de diversión.

—¡Cállate! —dije, con lágrimas en los ojos, tratando de mantener mi dignidad.

—Por eso nunca debes decir nunca —bufó, disfrutando de mi incomodidad.

—¡No ves que murió su abuela! —exclamé, sintiendo un nudo en la garganta. ¿No se suponía que estas películas eran para niños? Me cuestioné internamente.

—Ya, ya, enorme bebé. Deja de llorar y admite que te gustó —dijo, con una sonrisa burlona.

—No admitiré nada —respondí, girando mi cuerpo decidido a no darle la cara. No me gustaba perder, y él amaba ganar.

—¿Seguro? —preguntó, con una ceja levantada y una sonrisa traviesa.

Luego de esto, un silencio se apoderó de la habitación. Di media vuelta para ver a qué se debía el mismo, y al instante, James atacó como una bestia salvaje. Se lanzó sobre mí, haciéndome cosquillas sin piedad.

—¡Basta, James! ¡Voy a orinarme! —dije con dificultad entre carcajadas, tratando de liberarme de su agarre. No sé en qué momento aquel ser, con mucha más fuerza que yo, me aprisionaba mientras me hacía cosquillas.

—Admite que te gustó y te dejo en paz —sonrió de medio lado, disfrutando de mi sufrimiento.

—Ok, ok, lo admito, me... —No pude terminar mi oración, ya que el timbre sonó—. ¡La pizza! —fue la excusa perfecta para salir corriendo, cosa que no sirvió de mucho porque pude sentirlo correr detrás de mí.

-¡TE CAERÁS POR LAS ESCALERAS SI NO LO ADMITES, JEREMIAH!

-¡NUNCA! - refuté con firmeza. -¡Y NO ME LLAMES POR MI SEGUNDO NOMBRE, TE LO HE DICHO MILES DE VECES!

Reíamos a carcajadas mientras él finalmente me alcanzaba. Sentí sus dedos pinchando mis costillas una y otra vez, hasta que no pude más y me tumbé en el suelo, sin aliento. -¡Tú ganas, tú ganas, me gustó la película! - logré pronunciar entre risas incontrolables. Se alejó de mí y extendió su mano para ayudarme a levantarme. -No era tan difícil - dijo burlón.

-Cállate ya - rodé los ojos y me dirigí a la puerta, decidido a abrirla, esperando encontrar al repartidor. Pero para mi sorpresa, un hombre con un aspecto extraño se posaba frente a mí.

-¿Tú eres Louis Roberts? - preguntó con una expresión de enojo en su rostro.

-Esa voz... - escuché detrás de mí.

-¡LÁRGATE DE AQUÍ! - James, ahora posado frente a aquel extraño sujeto, gritaba sin control.

-Quiero que subas al auto inmediatamente, James Cameron Harris - vi cómo aquel hombre tomaba el brazo de James y traté de soltar su agarre, pero no resultó muy bien. Cuando me di cuenta, estaba tumbado en el piso con un dolor inmenso en mi mejilla. Traté de visualizar qué estaba sucediendo, pero ¡carajo! ¿Este tipo era boxeador o qué? ¿Por qué me aturdió tanto?

Vi cómo James se acercaba, y no vi buenas intenciones en su rostro. Con las fuerzas que me quedaban, me levanté y lo detuve por el brazo.

-No vale la pena, James, déjalo - forcejeó, pero se rindió al instante -Entra a la casa, yo me encargo - le dediqué una cálida sonrisa antes de dirigirme a aquel asqueroso ser.

-En cuanto a usted - tomé una bocanada de aire y procedí. -No se vuelva a acercar a mí, a James o a esta casa, ¿escuchó? - esto último lo dije de la manera más amenazante posible, cosa que no le gustó mucho, pues se acercó a mí, pero para mi sorpresa, se dirigió a alguien más.

-SI ENTRAS POR ESA PUERTA, OLVIDATE DE QUE ERES MI HIJO - soltó con una mirada amenazadora, la misma que fue respondida con un portazo, cosa que me hizo sonreír levemente.

-Ya tuvo su respuesta. ¡A LA MIERDA DE AQUÍ! - grité, tratando de ignorar el hecho de que estaba cagado de miedo y me podía noquear en cualquier momento.

Vi cómo se alejaba, para luego decir un "esto no se quedará así" desde su auto.

Entré para asegurarme de que todo estuviera bien y me encontré con un James aterrorizado, llorando en el suelo con su cabeza escondida en sus rodillas.

Solo Un Poco De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora