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Despertar. Es algo tan cotidiano que lo obviamos. Despertar es abrir los ojos, llenarlos de luz. Sabemos que despertamos cuando vemos el mundo ante nosotros otra vez. Yo no. No sé cuánto llevo aquí, no sé si he dormido o he estado en vilo toda una noche, gimiendo de dolor y retorciéndome de hambre y sed. Mi cabeza está desordenada, es un nudo que pesa, que me ancla a este pequeño colchón. Estoy tan cansado ¿No he dormido nada de nada? Si miro atrás el tiempo pasado parece condensarse en un instante, pero si me centro en el ahora... cada segundo es eterno. ¿Y si han pasado solo minutos? ¿Y si me estoy volviendo loco?
De repente escucho algo pesado y grueso, una especie de golpe. No sé bien de dónde viene, tampoco sé exactamente en qué lugar estoy. Entonces una pequeña franja de luz se filtra, dañándome la vista. No estoy seguro de si es real al inicio, pero luego me veo obligado a apartar los ojos, que me lagrimean. Por fin me oriento un poco en la habitación y recuerdo donde estoy.
Ángel baja despacio, oigo sus pasos espaciados y la madera crujir. Me adapto a la luz paulatinamente y lo miro, su cuerpo grande es una figura oscura e irreconocible y creo que trae algo en las manos. Trago saliva, esperando a ver qué puede ser. Él cierra la trampilla de nuevo y tras un familiar click el fluorescente me ofrece una iluminación más gentil, pero decadente. Ángel se queda parado al pie de las escaleras, mostrándome una bandejita que deja en el suelo.
No quiero apartar mi vista de él, pero atisbo comida e inevitablemente caigo: un bocadillo, agua y unas pastillas. Posiblemente para el dolor, ojalá para el dolor. Me muevo hacia la bandeja, ajeno al resto de cosas, hasta que mi tobillo tira y la cadena tintinea. No llego. Alzo la vista y veo la misma mirada fría de siempre. Ángel se acerca unos pasos, luego se acuclilla a mi altura.
—¿Los quieres? —pregunta señalando la bandeja detrás suyo. Asiento fervorosamente, mirándolo con intensidad. —Pero te has portado tan horriblemente, no te lo has ganado. Tu dolor, tu hambre y tu sed ¿Acaso no mereces sufrir todo eso por lo desconsiderado que has sido? Tratando de huir de alguien que quiere cuidarte. Ibas a robarme el coche, sin él ¿Cómo voy a salir de yo de aquí? Ni siquiera habías pensado en eso; eres verdaderamente egoísta. Eres un cerdo.
Me quedo callado, impresionado por la forma fría, tranquila, con la que es capaz de decirme eso ¿Acaso no siente un ápice de lástima por mí? Me recorre un escalofrío cuando empiezo a comprender levemente su extraña lógica. No quiero pensar en las consecuencias.
Miro la bandeja y luego a él de nuevo. Quiero suplicar, pero ¿Y si se enfada? Solo quiero comer, sus palabras crueles no me importan, que diga todo lo que tenga que decir, pero que me dé la comida y las jodidas pastillas.
Él le mira frunciendo el ceño un poco, insatisfecho, y se pone en pie para coger la bandeja de nuevo. Me ruge el estómago y ante la idea de poder tener por fin mis pastillas todo el cuerpo me duele más y más, como exigiéndolas.
Ángel toma ambas en su mano, mirándolas distraídamente, torturándome. Luego me las lanza al suelo, frente a mí, y estoy tan jodidamente contento. Por fin, por fin el dolor se irá. Por fin.
Un pisotón las aplasta ambas frente a mis ojos, con mis dedos a medio camino para tomarlas. Ángel desliza la suela de su zapato contra el suelo, presionando hasta volver las pastillas un leve rastro de polvo blanco. Mi cabeza arde, el hombro, el tobillo. El estómago me da un pinchazo también. Y cuando él vierte el vaso de agua sobre el suelo mis ojos no pueden apartarse de la escena. No me lo puedo creer.
—El suelo no está muy sucio, puedes lamerlo si realmente te duele. —dice con tranquilidad, luego abre el pequeño bocadillo y escupe dentro de él.
Siento una arcada y aparto la vista. Él lo arroja al suelo también, sobre el charco de agua, y lo pisa al retirarse.
—Recibes de lo que das, Tyler, pronto esa lección se te quedará bien grabada.
Y luego la terrible oscuridad vuelve.
Me arrastro de vuelta al colchón, me abrazo, y lloro silenciosamente. Siento que jamás volveré a estar tranquilo, que cada momento de mi vida estará lleno de dolor, de hambre, sed o miedo. Ángel jamás dejará de atormentarme. Necesito calmarme de alguna forma, necesito una sola gota de paz. Agarro la fría cadena que me retiene, acaricio su contorno con mi mano izquierda pensando en eso y solo en eso. No quiero pensar en nada más.
Fin del cap ¿Qué os ha parecido?
¿Os da pena Tyler?
¿Qué pensáis de Ángel? Prohibido simpear e.e que es muy malo.
¿Cómo pensáis que seguirá la cosa?
Gracias por leerme y nos leemos la semana que viene <3
Os requetequiero mucho lectoras, siento estar poco activa pero entre el máster, las prácticas y estudiar para sacarme el c1 me quedo sin tiempo uwu
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El niñero (Yaoi) [EN AMAZON]
RomanceTyler tiene una vida tranquila, no hay grandes preocupaciones que lo mantengan en vilo por las noches, ni siquiera le da gran importancia a tener una laguna en su memoria que le ha hecho olvidar su adolescencia. Un día descubre que durante esos años...