Capítulo 49

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Oprimo el botón de colgar tan rápido como puedo, sintiendo escalofríos recorrerme todo el cuerpo.

Mamá me hizo... eso. Mamá no es tan diferente del animal enjaulado que hay en el sótano. No es tan diferente a papá cuando hacía martillear la cama. Mamá jamás dejó moratones, pero sí dejó marca.

Una arcada me dobla el cuerpo entero. Quiero vomitar este recuerdo, arrancarlo de mí, vivir en un mundo gris e ignorante. Quiero de vuelta mi inocencia, quiero... quiero... solo quiero un abrazo, palabras bonitas, yo...

Rompo a llorar, viendo su nombre en el teléfono. Ahora mismo me repugna tanto compartir apellido con ella, me pone enfermo pensar que sangre está en mis venas, con la de papá. Es horrible, asqueroso, quiero sacármela toda de dentro.

Quiero sentirme a salvo. Pero ella siempre ha sido mi lugar seguro, mi recuerdo feliz. Ella siempre ha sido la única que calma que he conocido que no se sentía como una horrible, horrible soledad y ahora... ahora ella es tormenta. Ella es el torrente de lágrimas que bajaban por mis mejillas cada noche de mi infancia, de mi adolescencia. Ella es el absoluto terror de un niño que descubre que los monstruos jamás estaron bajo la cama, sino bajo las sábanas

Ya no quiero volver afuera ¿Qué tengo ahí? Ni amigos, ni hogar, ni familia. Solo un monstruo del que escapé y al que ahora he invocado. No, no, no ¡No! Ella ha oído mi voz, ha dicho mi nombre. Ahora mismo la única persona que sabe que existo fuera de esta casa es ella. La única persona para la que querría desaparecer.

Quiero hacerme pequeño hasta reducirme a polvo, quiero cerrar los ojos y no verla jamás, quiero gatear hasta la esquina más diminuta de la cama y envolverme tanto en mantas que no haya una sola entrada o salida. Quiero un abrazo hermético, un armazón.

Necesito protección, paz, amor.

Necesito a Ángel.

Oh... oh ¿Qué he hecho? He traicionado otra vez a la única persona que me queda. A la única persona que me calma, que me quiere. A la única persona de la que no quiero huir. No realmente.

Fuertes manos golpean la trampilla; la madera cruje, el suelo retumba y mi corazón se estruja. Fuertes manos que ya nunca más querrán sostenerme, acariciarme. Manos que rompen, que golpean.

Golpes...

Mi cabeza duele y por caza retumbar del suelo un aguijonazo me inyecta dolorosas memorias en mi cabeza. Memorias de cómo me sentía tan sucio cada vez que entraba en la ducha. De cómo odiaba que mamá llegase sucia y tarde de trabajar porque eso significaba que necesitaba, necesitábamos un baño. Memorias de como los hierbajos crecieron en el bosque mágico y yo enterré todo recuerdo de papá metido en cinco bolsas de basura distinta.

Creí que me había abandonado. Es lo que le dije a la policía, es lo que ella me dijo. Y yo siempre confié en ella porque mamá no mentía, mamá no pegaba, ella era solo amor.

<<Y si no deja marcas es amor>>

La trampilla sigue temblando, los gritos desgarrados de Ángel empiezan a cobrar sentido. Ya no son cruda emoción, sino palabras.

—¡TYLER SÁCAME DE AQUÍ! ¡TYLER, VEN AHORA MISMO! ¡TYLER!

Daría lo que fuese por volver reptando como una sabandija a mi sótano oscuro, por cerrar bien fuerte la trampilla y los grilletes alrededor de mis extremidades y porque Ángel lanzase la llave al río.

—¡Tyler!

Me acurrucaría en una esquina fría, sucia y solitaria, porque incluso las sombras y la locura, incluso el metal que me raspa el tobillo y me infecta la piel, incluso la claustrofobia de una sala pequeña y sin luz se sienten más como un tierno abrazo que cualquier caricia que pueda obtener entre los brazos de ese demonio al que llamo madre.

—¿Tyler?

Dios, cuanto daría por la voz de Ángel, por sus besos, por esa suavidad con la que me calmaba los ataques que él mismo me provocaba. Cuanto daría por no haber hecho que ahora mi única opción sea dejarlo morir ahí abajo o dejarlo matarme aquí arriba.

—Tyler, por favor...

Ángel está desesperado. Ni enfadado, ni agresivo, ni amenazante. Solo asustado, como un pequeño niño.

—Tyler, por favor... ¿Por qué me haces esto? Había tenido una pesadilla horrible, horrible, quería dormir contigo, lo necesitaba. Estaba enfadado, pero solo quería que los malos sueños se fuesen, Tyler, por favor...

Sus palabras me hacen doler el corazón. Un mal sueño ¿Solo era eso? Y yo le he herido y encerrado, como a un animal salvaje. Tiene sentido, lo de la pesadilla, quizá por eso iba con pijamas y botas y llevaba encima las llaves del coche, papá solía dar vueltas con el coche cuando estaba estresado por la noche, solo que él iba al bar... pero quien sabe, quizá Ángel solo quería despejarse y olvidarse de lo que quiera que haya en sus sueños más oscuros. Y por eso vino a buscarme, porque me necesitaba. Porque me necesita y yo... yo le he hecho esto a cambio.

—¿Tyler? Por favor, me da miedo estar solo ¿Estás ahí? No te vayas, no otra vez —su voz se rompe en un terrible llanto. El mundo parece silencioso mientras él toma aire y luego frágil como un vaso de cristal rompiéndose cuando solloza —, me lo prometiste...

Me pregunto qué había en su pesadilla.

Fin del cap ¿Qué os ha parecido?

Siento mucho el retraso pero con todo el estrés de la enfermedad de mi madre y el lío de gestionar mis pruebas médicas apenas he podido hacer nada relacionado con la escritura, solo trabajar, llamar al médico, ayudar en casa y poco más.
De todos modos, mil gracias por la paciencia <3

¿Qué pensáis que hará Ty ante las peticiones de Ángel?

¿Vosotros creéis que Ángel está verdaderamente asustado o solo busca engañar a Ty?

Si lo saca ¿Qué hará al salir?

¿Cómo será su relación ahora?

¿Esperábais eso de la madre de Tyler?

Gracias por leer <3 No olvides dejar una estrellita y comentar un corazoncito si quieres darle mucho amor al pobre Ty uwu

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