Parte 4

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Escuchó voces. No pudo distinguirlas, había un pitido que se lo impedía.

Apenas podía sentir su cuerpo. Probó a mover los dedos de las manos en vano.

Algo caliente le rozó el plastrón.

Seguía oyendo las voces como si estuvieran debajo del agua, aclarándose lentamente con el paso del tiempo. Un paño húmedo tocó su hombro izquierdo. Gritó de dolor.

Alcohol... No era agua, sino alcohol.

Unas manos le cogieron el caparazón suavemente y le sentaron... Encima de su nueva pequeña amiga.

Volvió a gritar, viendo las estrellas, lo que le devolvió a la tierra.

- ¡Eh! ¡Cuidado ahí detrás! - exclamó una voz enfadada y preocupada.

"... ¿Raph?"

- ¡Lo siento! - se excusó otra persona más aguda.

- Estamos teniendo todo el cuidado posible - añadió una tercera con un tono de ironía.

"¿Mikey? ¡¿Donnie?!"

-Ch... ¿Chicos? - musitó débilmente.

Dudaba que alguien le hubiera escuchado.

Silencio... De la nada, silencio.

Sus hermanos habían parado de hablar. Tras unos instantes de intentarlo, movió un poco los dedos. Lentamente, uno por uno, iban respondiendo.

"Por fin", se dijo.

El siguiente paso fue el más fácil. Abrir los ojos.

Para su sorpresa, despertaron rápidamente ante sus órdenes. Los abrió poco a poco, como una cortina en la mañana.

Lo primero que vio fue a su hermano menor cerca suyo, mirándole, esperando a que despertara con esos ojitos de color diamante, puros y brillantes. El más alto le imitaba, pero éste estaba de espaldas.

Mikey, al ver que despertaba, saltó de alegría y exclamó, asustando a sus hermanos.

- ¡¡¡LEO!!! - su voz aguda penetró por sus oídos, dañando cada órgano que encontraba, hasta que llegó al cerebro, donde el dolor se multiplicó.

El líder gimió, intentando taparse los oídos pero no tenía muchas fuerzas. Sólo su brazo derecho respondió. El contrario la única señal que daba era dolor. Apenas podía notar que sus dedos estaban descansando en su muslo.

La mano que estaba despierta recorrió suave y temblorosamente su cabeza. Se acarició el cuello y siguió subiendo hasta el nudo de su bandana. Las yemas descubrieron una venda en la parte posterior. Aturdido, la tocó. Apartó los dedos y los miró. Tenían casi imperceptibles puntos de sangre.

Sus ojos observaron su mano por largo tiempo...

¿Qué era lo que había pasado? Recordaba escenas sueltas. Sabía que algo se había roto y lo que fuera que estaba dentro le había mordido el... El hombro... Su izquierda... Por eso no sentía nada...

Lo miró. Las huellas de la herida estaban allí pero estaban tapadas por una improvisada y rápida venda que suponía que Donnie había hecho.

Sintió algo cálido en su lado derecho que se lo sacudía con firmeza. Siguió el brazo con la mirada hasta encontrarse con unos ojos café rojizos que reflejaban preocupación y miedo.

- ¡Leo! ¡Responde! - exclamó nervioso.

"... Responder... ¿A qué?"

Había oído esa palabra muchas veces antes, ese mismo día, de la boca de su hermano más pequeño. Bueno, no la había escuchado directamente. Sino, de alguna forma, cuando estaba inconsciente. Era extraño...

- Leonardo, ¡¿quieres responder de una vez?! - le gritó una voz más alejada, detrás del pequeño.

Su propietario conducía lo más rápido que podía. Temía por su salud y no hacía nada para evitarlo. Pero también estaba enfadado y el líder no sabía el por qué.

- Leo... - casi susurró el pequeño; se miraron mutuamente.

No habían palabras para describir cómo estaba su hermano.

- ¿Qué es lo que te acuerdas de antes? -continuó con un tono de voz suave.

El herido buscó otra vez en su memoria.

Había un... No era un mutante, eso le quedaba claro. ¿Pero entonces qué era? Un... Alienígena, eso era.

Su aspecto no parecía nada saludable. Un escalofrío bajó por su columna al recordarlo. Su cuerpo esquelético, sus ojos naranja fuego sin pupila distinguible, su escalofriantemente grande boca, su asquerosa saliva. Ese recuerdo se le quedaría incrustado en la memoria.

Recordó aterrorizado la última imagen que tuvo de su contrincante.

Su risa.

Una palabra se le vino a la lengua.

-Renji... -musitó y perdió el conocimiento, cayendo hacia delante, siendo agarrado por sus asustados hermanos pequeños, el más alto instigó al conductor, el cual aceleró.

Bad Blood [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora