Capítulo XVI

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"No se permiten animales"

Al día siguiente el gran grupo se había separado para ir a comprar por el callejón Diagon.

Regulus había decidido visitar a Muriel junto a Narcissa, si tenía a sus dos favoritos no se iba a negar, Victoria fue a visitar a un amigo de alto rango en el ministerio, el ministro, junto a Severus para así “Disuadirlo” de que diera su recomendación para que los Malfoy ganarán la custodia en caso de juicio, Alexander se había ido temprano a su despacho.


Así que al callejón sólo fueron las Parkinson, los Malfoy y las Black. Alana se llevó a Amaya, Pansy y Blaise a comprar por un lado y los Malfoy junto a las Black y Theo fueron por otro lado.


-Mami- Llamó Artemis y Athenea la vio-Quiero ese- Dijo señalando un gran libro de hechizos antiguos.


En ese momento se encontraban en una tienda de libros ya que eso le iban a regalar a Regulus, pero igual Artemis siempre compraba para ella.


-Yo te lo compro- Ofreció Draco de inmediato.


Lucius lo vio con una ceja alzada y Narcissa y Ginny sonrieron pícaras, mientras Theo tenía un pequeño tic en el ojo.


-No tienes que hacerlo Draco, yo lo haré– Le dijo Athenea con una sonrisa-Deme ese también por favor- Pidió Athenea.

-Yo también quiero uno de esos- Habló una voz desde atrás.


Todos se voltearon para encontrar a Hermione Granger junto a Remus Lupin y un gato, muy feo, por cierto.


-Dos cosas, me temo que no se permiten animales- Habló el dependiente.

-Ya escuchó Lupin, afuera- Le dijo Artemis.


Lucius estalló en una carcajada junto a Ginny, Narcissa vio mal a su ahijada y Athenea se aguantó de reír, Theo rodeo con los hombros a su prima con una gran sonrisa, mientras Draco literalmente se mordió la mano para no reír.

Hermione y Remus vieron a la niña, la primera con enojo y el segundo con tristeza.


-Me refería al gato, señorita Black- Corrigió el dependiente.

-Lo sé – Respondió Artemis y luego estiró su mano- Mi libro- Pidió y el dependiente lo entregó en sus manos.


Hermione iba a replicar cuando Remus la tomó del hombro y le hizo una señal para que no hiciera nada.


-Otro de esos, por favor- Pidió amable Remus.

-Ese era el último, lo lamento – Respondió el dependiente.

-¿Esta seguro? – Preguntó Hermione con decepción – Artemis, tú tienes muchos libros ¿Crees que podrías darme ese? – Preguntó


La niña Black la vio de arriba abajo con obvio asco en su rostro.


-Déjame pensarlo… no-


Vio la decepción en el rostro de Hermione y un sentimiento nuevo en el rostro de Remus… nostalgia.

Fue cuando reparó de nuevo en su sombra, aquella que le contó el más profundo secreto de Remus, aquella que le susurró el sentir de su dueño en ese momento.

El se sentía… solo.

Fue cuando la niña comprendió todo, Remus Lupin alguna vez había sido amigo de su madre y ella sabía de su condición, ella lo amó y cuidó como a un hermano y el… el la traicionó, pero ella no le habría hecho o dicho lo que Artemis.

La niña vio a su madre que la veía con una mirada inexpresiva, suspiró y ante el horror de sus padrinos se acercó a ellos.


-Usted no me agrada- le dijo a Remus y el asintió – Y la sangre sucia tampoco-Hermione la vio enojada, era la segunda vez que le decía así- Así que no le daré nada y ya escuchó, no se permiten animales- Habló arrastrando las palabras.


Tanto Remus como Hermione salieron de ahí con su estúpido gato, Artemis vio como Theo le sonrió orgulloso y Draco y Ginny la vieron con una media sonrisa.


-¿Nos vamos? – Preguntó recuperada.

-¿Cuánto es? –


Al pagar salieron de ahí y siguieron andando felices por todo el callejón hasta volver a casa.

-No le diremos nada a papá- Declaró Athenea.

-Nada a papi- Repitió Artemis.


Esa tarde, con todos vestidos de blanco, se tomó la foto familiar de Navidad.

Renegados [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora