Capítulo 16:

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¡Conseguiré lo que quiero!.

—Si, ¿quién habla? —me preguntó una señora con voz gruesa al otro lado del teléfono.

—Dígale que es Dash, la del noveno tres —respondí

—Manuel... Manuel —la escuché gritar a lo lejos.

—¿Dash eres tú, la del concurso de Química?, ¿mi fiel rival? jajaj —dijo entre risas.

—Si, la misma que pensaste que no sacaría más de noventa y seis puntos y sacó un noventa y ocho por todo lo alto —presumi.

—No digas eso Dash, no pensé eso, solamente que no te noté muy preparada para ese concurso que estuvo bastante difícil —Pero bueno y bien, ¿y eso que me llamas después de tanto tiempo?, hasta pensé que ya no conservabas mi número, cómo nunca me llamaste para aclarar tus dudas —dijo bastante intrigado por mi extraña y misteriosa llamada.

—Nada, que mi fiesta de quince ya está cerca y estoy localizando a las pocas amistades que tengo para que me ayuden en una estupenda idea que tengo en mente.

—Eso suena muy bien, pero nunca pensé que yo pertenecía a tu vínculo social, ni que mucho menos fuese tú amigo.

Acababa de dejarme sin palabras...
Carlos Manuel 1 - Dash 0.

—Es que la verdad, amigos amigos tengo muy pocos, solo tengo conocidos, pero me emociona mucho la idea de tener un fiestón por todo lo alto y que hago si solo puedo contar con mis pocos amigos y con ustedes ¡mis conocidos! —recalqué.

—Una fiesta con conocidos en donde tú no te puedas expresar realmente como eres, o sea digo en el ámbito más de la amistad y la confianza, la veo muy pero que muy fuera de moda, solo es mi opinión, no lo tomes a mal —No obstante, ¿que te hace pensar que yo quisiera ir o que me gusten este tipo de eventos? —soltó sin más.

¡Joder convencer a Carlos Manuel si que iba a estar difícil!.

—Nunca lo pensé, solo tuve el detalle de llamarte e invitarte. Ya que nos conocemos de la escuela y realmente me caíste muy bien en esas horas en las que hablábamos y también discutíamos cual de los dos sacaría la mejor nota en el concurso, y sinceramente te llame sin ánimos de interrumpirte en nada.

Eligiendo era pésima, mis dos crushes eran personas muy poco empáticas. Hablando más claro eran unos “odiosos”. ¿Cómo me pudieron gustar?, todavía no lo entiendo.

—Dash, realmente no somos amigos, cómo ya tú dijiste solo conocidos de cruzar tres o cuatro palabras, y las fiestas de quince años sinceramente las detesto. Disculpame pero no acepto tu propuesta.

—Pero Carlos Manuel. ¡Espera!, —y colgó sin antes dejarme hablar.

No entendí la reacción de Carlos Manuel hacia mi, ya que el no era un chico así, al contrario era muy educado y amable o por lo menos eso había dado a demostrar, me trato muy extraño, algo le pasaba y debía averiguarlo.

¡Qué chico tan estúpido! —grité y seguidamente rompí el papel en donde se encontraba su número.

—Pero que he hecho, ¡No No! he roto la única oportunidad que tenía de poder convencerlo —Dash te estoy empezando a odiar —me dije a mi misma.

No tenía otra escapatoria de agacharme y recoger cada pedazo que había roto del papel, la suerte fue que lo rompí en pedazos no tan pequeños y eso me dio la oportunidad de volver a ver el número mejor y más claro. Nuevamente mis impulsos me dominaban, debía aceptarlo.

Escribí el número en un nuevo papel y lo puse sobre mi mesita de noche. Aún me quedaban más oportunidades para seguir llamándolo e insistir para que asistiera a mi fiesta. Dash y Dash dos nunca se daban por vencidas, aunque la muy perra no había aparecido.

Otra cicatriz © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora