Madelaine
Es viernes. El sol ya se está ocultado, las risas de los niños ya no suenan tan fuerte; estoy en medio de un parque al que suelo venir cuando quiero tomar aire o leer algún libro. Paso una por una las páginas del cuaderno de Ian y me encuentro con otro de sus escritos el cual dice:
«Los recuerdos en gran parte del tiempo son situaciones que marcaron algún instante especifico de nuestra vida, estos nos determinarán y en cierto modo, tendrán repercusión con el pasar de los días. Algunos se quedarán en nuestra memoria para siempre y otros serán solo una estrella fugaz. No a todos se les llamaran únicos, pero sí podremos convertirlos en lo mejor que nos haya podido pasar, es cuestión de crecer con ellos».
Es increíble como las palabras más indicadas pueden explicar algo tan complejo como es la mente humana. Sin nuestros recuerdos no seriamos nada, todas las personas que conocemos serían unos completos desconocidos, igual que los momentos especiales: cumpleaños, navidades, viajes; no puedo imaginar un mundo sin mis recuerdos, me hacen ser quien soy ahora y él ha descrito esa sensación que deja a mi corazón en un limbo de emociones.
Mi celular empieza a vibrar en mi abrigo. Es Noah.
Suena una multitud detrás de su voz.
—¿Aló? —respondo en seguida.
—¡Mady, ¿estás ocupada?! —Me grita.
—En realidad, no. ¿Qué pasa?
—Estoy en medio de la bienvenida del equipo, adelantaron la fecha y los chicos me invitaron, ¡¿quieres venir?! —grita de nuevo al otro lado del teléfono.
—Deja de gritar, me vas a dejar sorda —le aseguro—. ¿Dónde estás?
—En la casa de Theo, ya sabes que a él le encanta invitar a desconocidos.
—Tú eres su principal invitado y uno de sus mejores amigos, no eres un desconocido.
—Lo sé, solo que él anda ocupado hablando con chicas de no sé dónde y yo apenas conozco al equipo y a otros pocos.
—Bien. ¿«AyH» están allí? —pregunto porque no quiero salir sola cuando todo eso termine.
—Alex está aquí. Pero Harper no pudo venir, su gato enfermó.
—Oh, no. Pobre Harper —me pongo triste por ella—. La llamaré ya.
—No, espera. Necesito una respuesta para apartar más comida, sé que te encanta. No puedes decir que no —adivino que sonríe a través del teléfono.
Meditando mi respuesta y no estando muy segura de la situación, acepto.
Luego de hablar con Harper y asegurarme que su gato está bien, me dirijo a la casa de Theo que está como a quince minutos de la mía. Cuando llego, mis ojos se cruzan con aquellos que vi en la cafetería. Es el chico. Acompañado de su doble.
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Mi vida entre tus manos
Novela JuvenilRevelar un mínimo detalle puede desencadenar la destrucción del plan más elaborado. *** El último año para todos significa el final de una gran etapa o quizás, el comienzo de algo maravilloso. No obstante, hay situaciones inesperadas que pueden ocur...