Capítulo 40.

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El pronóstico del tiempo había anunciado que el clima estaría soleado y agradable durante todo el fin de semana. Era ideal para una salida divertida.

Chan pasó a buscar a su novio, encontrándose con una tierna escena en la sala de la familia Lee, una que hizo que valiera la pena no anunciar su llegada al instante. Nunca se esperó ver a Felix tomándose selfies mientras sostenía a BbokAri, quien llevaba una réplica de las prendas que el pecoso vestía en ese momento. Hasta después de varios minutos, el castaño se acercó rápidamente para colarse en una de las fotografías y sorprender al menor.

—¡Channie!

—¿Interrumpo algo importante, gatito?

—¡Qué susto! —Dejó el pollito de peluche junto a un cojín y se levantó para acercarse al mayor—. ¿Cuándo llegaste? —Lo saludó con un beso fugaz.

—Hace como dos minutos —respondió sonriente—. ¿Le hiciste ropa a BbokAri?

—Claro. Tenía que verse fabuloso, ¡como yo! —Rio de manera simpática—. Aunque no lo llevaré al día de campo porque no me gustaría que se ensuciara... Por cierto, no se nos hizo tarde, ¿o sí?

—Para nada —le dio un beso en la frente.

Felix se quedó quieto cual estatua, simplemente mirando a su novio con las mejillas algo rojas y un curioso brillo en su mirada. Su corazón también había comenzado a latir con mayor velocidad que antes y no entendía el porqué. Ese beso era algo desconocido para él y se notaba con facilidad.

—¿Qué fue eso? —Preguntó con voz suave cuando logró reaccionar.

—¿De qué hablas? ¿El beso en la frente?

—S-sí —susurró Felix—. Se sintió tan... bonito.

Chan entonces comprendió que a su novio nunca le habían dado un beso en la frente sino hasta ese momento y no pudo evitar sonreír, acercando una de sus manos a acariciar con suavidad el cabello del menor. Era impresionante hasta cierto punto. Felix había recibido besos en los labios, las mejillas, la cabeza, la nariz, el cuello, los hombros, el pecho... Pero no en la frente.

—Significa que eres muy importante para mí y que quiero protegerte por siempre —le explicó de la manera más sencilla que se le ocurrió.

El pecoso se acercó más al cuerpo ajeno, inclinándose un poco y prácticamente pegando su frente contra los labios de Chan.

—¿Puedes hacerlo otra vez? —Pidió con cierta timidez—. Por favor.

El castaño rio bajito, acarició las mejillas de su novio antes de sostener su rostro de manera gentil y darle un beso más, preguntándose cómo es que no lo había besado en la frente hasta ese día. Felix cerró los ojos y disfrutó de ese tierno momento lo más que pudo, sonriendo poco después.

—Eres increíble.

—Cuando Seung Min dijo que hay cosas que no se podrían comprar ni siquiera con todo el dinero del mundo, ¿crees que se refería a esto?

—Puede ser, gatito —le dedicó una sonrisa débil—. Tenemos que irnos o ahora sí podría hacerse tarde.

—Sí, está bien —caminó a paso apresurado hacia la puerta, levantando una canasta que había dejado cerca de la misma antes de salir.

La idea de pasar una tarde entre amigos había sido de Felix, pero la del día de campo había sido de Seung Min. No fue tan difícil convencer a los demás y ayudó el hecho de que para algunos del grupo sería una experiencia nueva comer al aire libre y sentados en el césped.

Chang Bin y su novio se hicieron cargo de llevar una manta lo suficientemente grande para todos. La extendieron en una zona donde la sombra de los árboles alcanzara a proteger la mayor parte y acomodaron platos, vasos, servilletas y cubiertos mientras los demás se dirigían hacia el punto de reunión. Jeong In había comprado algunas bolsas de frituras en el camino, por lo que también las sacó de su mochila y las dejó al centro de la amplia y cómoda frazada.

Lo suficientemente bueno [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora