Casa nueva

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Narra Daniela

Cuando ya llevábamos unas dos horas de viaje, cuando me dormí.

Cuatro horas mas tarde

-Cielo, arriba, vamos- me despertó mi padre.

-¿Porque? ¿Ya hemos llegado, enserio? Que rápido.

-No, vamos a parar un momento, para estirar las piernas y comer, me muero de hambre- explicado mi padre.

-Yo también- comente.

Bajamos del coche y nos dirigimos al restaurante que teníamos enfrente.

Habíamos parado en un pueblo pequeño.

-¿Cuantas horas nos quedan de viaje? - pregunté.

-Supongo que unas cuatro o tres horas- calculó mi padre.

-¿He estado dormida tres horas? ¿Tanto?

-Si, yo también me sorprendo- rio mi padre.- ¿Has dormido mal esta noche o has tendió alguna pesadilla?

Dude un momento y luego decidí que por mentir un poco no pasaría nada.

-Tenía mucha calor.

-Ya, yo también. Hoy ha hecho mucha mucha calor.

Entramos al restaurante y nos sentamos en una mesa cerca de una ventana, por el cual entraba una brisa bastante agradable.

Yo comí un plato bien grande de espaguetis y mi padre se pidió una hamburguesa.

Al acabar de comer estábamos muy llenos, pero aun así nos pedimos un helado de dos bolas, para agarrar fuerzas.

Mi helado era de chocolate y vainilla, y el de mi padre de fresa y coco. Teníamos gustos muy diferentes.

Salí a la calle a caminar un rato, mientras mi padre se tomaba un café, o dos, o tres. Mi padre era así, un amante del café.

Camine y me pare en un parque a tomarme un polo que había robado de una neverita que había cerca de un coche amarillo.

Cuando lo terminé volví al restaurante, para ver si mi padre ya estaba listo.

-¿Donde estabas? - me pregunto mi padre.

-Paseando.

-¿Has tomado otro helado? - me pregunto mi padre, arqueando una ceja.

-No- mentí.- Estoy muy llena para otro helado.

Nos subimos al coche y reprendimos el camino.

-¿Quieres que ponga música? - sugirió mi padre.

-No, creo que voy a dormir un poco mas.

-De acuerdo, te despertare cuando lleguemos- me informé.

-OK.

Media hora mas tarde ya volvía a dormir. Yo no me di cuenta, pero mi padre me hizo unas fotos (muy vergonzosa) que aun no he conseguido borrar.


4 horas mas tarde


-Mi niña, ¡ya estamos! - anunció mi padre.

Me levanté de inmediato. De la emoción me di un golpe en la cabeza con el coche.

-¿Es esta? ¿Esta es nuestra casa? - pregunté.

-¡Si! ¿Te gusta?

-¡Me ... encanta!

La casa era pequeña, pero bonita. Se encuentra al final de un pueblo.

Entramos, cargando todas las cajas posibles.

Nada mas entrar por la puerta marrón, dejé fuerte las cajas en el suelo y corrí a la segunda planta, donde se encontraban los dormitorios.

Llegué al segundo piso y vi unas escalerillas que conducían a uno tercero.

Las subí y llegué a lo que era una especie de ático.

-Papa- le llamé.- Creo que ya se que cuarto quiero.

-Cielo ... ¿Pero donde estas?

-Aquí, aquí arriba- le indique.

Escuche unos ruidos, eso indicaba que mi padre había descubierto las escalerillas y subía para verme.

-¿Aquí quieres dormir? ¿No te dan miedo los fantasmas o otras cosas? -Bromeo.

-Ja, ja, ja ... ya no soy una niñita que le da miedo todo.

-Ya ... crecéis muy rápido los jóvenes.

-Venga, no te pongas sentimentales.

Los dos nos reímos. Hacia mucho que no nos reíamos así, y menos juntos.

Si a ti te gusta ... luego subimos las demás cajas- explicado, al ver que hacia ademan de levantarme de la maleta que había subido.- Tengo una sorpresa para ti, tu quédate aquí y no te muevas.

Bajo las escaleras, y me parece que en el último peldaño se tropezó y cayó al suelo, porque escuche un quejido tipo: "¡Ay!".

Cinco minutos volvió con una caja, mal envuelta.

-Toma- me dijo, emocionado.

Cogí el regalo y desenvolví el papel, abrí la caja y allí dentro había un ... ¡ordenador!

-Gracias, gracias- me levante y abrace a mi padre, como nunca antes lo había hecho.


15 de julio

Me desperté en un saco de dormir, ya que la cama aún no había llegado.

El único objeto que se encontró en mi nueva habitación era un escritorio.

Al final ya no dormiría en en el tercer piso / ático, ya que los tablones hacían demasiado ruido, el agujero era demasiado estrecho para entrar nada y había un tablón de la pared roto.

-Dani, - me llamo mi padre- han llegado mas cajas. Baja y ayúdame, por favor.

-Enseguida.

Baje las escaleras.

La casa estaba mas bonita que cuando habíamos llegado hace dos días.

Tampoco es que fuera lo mas maravilloso del mundo, pero algo es algo. Ya teníamos un sofá i una tele. En la cocina ya podíamos comer, ya que los últimos días habíamos comido en el jardín trasero, porque en la cocina olía a pintura.

-Ven, ayúdame.

Agarré unas cuantas cajas.

-Esas cajas van al estudio, y las que has cogido son mías, puedes dejarlas a un costado de la escalera. Las tuyas están en el salón.

-¡AYUDA! ¡AYUDA! - Los gritos provenían del rio que estaba detrás de nuestra casa.

Mi padre fue el primero en interactuar. Salió por la puerta trasera y saltó la verja. Yo le seguí.

Llegamos al rio y lo que vi fue ... fue ...


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[NOTA DEL AUTOR]

Si siguen leyendo, los amo.

¿Qué les parece esta segunda parte?

¿Qué creen que será lo que encontraron en el rio? (Igual es muy obvio pero bueno)

¿Creen que grito un hombre o una mujer?

 

Sara

El rioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora