Harry siempre fue un chico bastante alegre, lleno de nobleza y felicidad que era capaz de hacer crear una sonrisa y cesar lágrimas en rostros ajenos. Su familia y los pocos amigos que llegó a conseguir lo veían en él como un don, un don que siempre supo sacar provecho, pues, nunca paró de demostrar su ánimo de ayudar cada vez que alguien se lo pedía, en todos momentos era una persona servicial que no perdía ocasión en hacer todo lo posible para mantener su familia adelante, sin queja alguna.
Anne y Des siempre se sentían orgullosos de su crianza, a Harry siempre le quedaba algo de positividad en su corazón que fue agradecida en momentos difíciles para los Styles. Siempre habían sido una familia con una disposición económica limitada y en ocasiones llegaron a estar malviviendo cuando Des perdió su trabajo y tuvieron que pedir un préstamo para no perder la casa. Harry siempre supo enfrentar todo aquello que se le venía encima a su familia, pues nunca llegaba a perder la ilusión de un buen cambio que les ayudase.
No obstante, este "don" jamás llegó a ser valorado en sus intentos fallidos de crear relaciones amistosas. Desde pequeño, pocas veces podía entablar una conversación con alguien de su edad sin ponerse nervioso, divagar en palabras que no creaban una frase entera o hacer visible ese pequeña tartamudez que le provocó decenas de risas sobre él en la escuela. Parecía no haber nadie que le entendiera, era como si Harry debiese ser leído de manera especial. Ese lazo que le conectaba con más personas era inexistente, y eso agrandaba las inseguridades de un pequeño Harry que creía que nunca sería querido por nadie más que por su familia.
Por suerte, su forma tan especial de ser pocas veces se rendía y cuando cumplió los quince años, conoció a sus tres amigos inseparables. Esos tres chicos captaron la distinta esencia que ese rizado transmitía, y supieron valorarla. Harry no podía estar más que contento, después de todo, eran sus primeros amigos que tuvieron la curiosidad de conocerle. Ese año escolar empezaba a mejorar por momentos.
Y aunque una parte de él fue cosida, aún quedaba algo que nunca fue saciado. El deseo de tener a alguien que le conociese al completo. Una persona que le mirase a los ojos y se lo dijera todo, quería sentir aquello que él siempre se esforzaba en hacer sentir a los demás. Algo que Harry contaba como imposible.
Nunca se llegó a saber si fue la suerte o el destino, pero esa persona llegó. Y la vida de ambos cambió al instante en que sus miradas cruzaron.
¿Cursilería? No, se llama amor en su mayor esplendor.
Harry se enamoró, pero también se dañó.
El concepto que él tenía de amar a alguien se vio tocado al saber que su preferencia iba a ser juzgada, al tener que esconderse, al no ser aceptado por la familia de su pareja, al enfrentarse a sus inseguridades cuando aparecían para dinamitar la relación, al mirarse al espejo y repetirse "no eres suficiente para él", al tener vergüenza de expresar lo que sentía en público, al ser amenazado para alejarse, pero también al tener que arriesgar su vida por él, al mentir a su familia por él, al tener que mentirse a sí mismo por él, al mancharse las manos por él, al tener que dar casi su vida entera..por él.
Cualquier otra persona hubiera huido. Ningún loco haría lo que ese chico hizo desde sus dieciséis. Pero ya dijimos que Harry era especial. Y eso le hizo salvarse. En ningún momento se arrepintió de lo que había vivido, incluso en los peores momentos. ¿Por qué?
Porque Louis hacía lo mismo por él.
Eso era todo. Esa era la simple explicación que Harry daría si hubiese sido obligado a confesar en una comisaría por sus acciones. "Porque se lo debo." Eran la pareja de crimen perfecta, y eso les gustaba. Se pisaban sus propios talones con tal de tener al otro protegido. Eran capaces de mantenerse fuertes, sin bajar la cabeza cuando la vida les apuntaba directamente, sin perder oportunidad alguna en demostrarse cuánto amor podían darse. Eran Harry y Louis.
Desgraciadamente, como en todas las canciones, libros y películas, el final siempre acecha, y no contaron con que su vida compartida se catalogaría en la etiqueta de "drama", sin percatarse de ese giro inesperado que cambiaría todo aquello que forjaron.
Y ahora estaban en ese punto, donde un bache enorme les separaba, con la diferencia de que ya no estaban los dos en el mismo punto. La línea de tiempo les había dado un gran revés: Harry se quedaba estacando en el presente y Louis anclado en un pasado donde Harry no existía.
Un drama trágico que forzaba la rendición de sus protagonistas.
Y eso justo era lo que Harry quería hacer. Rendirse.
Habían pasado tres días después de su trágico intento de hacer volver una mínima esperanza en su vida, y la pregunta "¿cómo te encuentras hoy?" sacaba lo peor de él. Nada de lo que pudiesen ofrecerle le sacaría de esa sensación de derrota y pérdida que abundaba en su cuerpo. No quería dormir porque soñaba, no quería comer porque vomitaba, no quería ir a la universidad porque se derrumbaría, no quería seguir viviendo porque su vida le recordaba a Louis.
Su mente le daba el peor de los remedios, volviendo a repetir una y otra vez lo que Troy le dijo ese día. Cada palabra se taladraba en su memoria y creía tener una hemorragia interna por ello. Ese ápice de esperanza se fue a la mierda con solo imaginar el futuro que tenía enfrente. Esa impotencia de no poder acercarse, hablarle, tocarle iba a volver loco a Harry. Jamás creyó que algo así podría suceder, jamás pensó que no solo iba lidiar el no tener al antiguo Louis sino también el evitarlo anulando su existencia al completo.
Definitivamente, se volvería loco. Esa opresión en el pecho lo haría.
No soportaría el mantener la compostura al cruzarse con Louis. Era egoísta. No quería ver a Louis feliz, sonriente o amable cuando él estaba muriéndose por dentro. No quería que sus manos sujetaran a otra persona ni que sus labios dijeran esas palabras que juraron ser sagradas solamente para ellos. No quería nada de él si no estaba a su lado.
Pero no había opción. No había nada que le hiciese volver su alma a su cuerpo, todo lo que dio y perdió fue en vano. Nunca ganaron, solo alargaron su final.
Se acabó.
Ya no existía Harry y Louis.
Ahora solo serían dos fantasmas que buscarán el latido de formas distintas: Louis en alguien más y Harry en sus recuerdos.
"Ojalá te enamorases de mi otra vez, porque yo siempre lo estaré de ti."
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¿Nos conocemos? (L.S.)
Roman d'amourLouis pierde la memoria, y con ella, los cinco años que pasó con Harry. Borrón y cuenta nueva en un cuaderno de melodías. Al principio, la daga era solo eso, una daga que solo cortaba, que hacía daño, vacía por dentro. Un arma afilada que solo pre...