-Aquí- le pedí a mi hermano.Bajé de la moto, acomodando mi campera de cuero.
-Esperame, no me llevará mucho tiempo- le indiqué. Peinando un poco mi cabello con mi propias manos.
Y ante su afirmación, me encamine al local.
Empuje las puertas, encontrandome con el lugar lleno de personas. Mierda.
Había una larga fila de personas, aguardando a que las atiendan. No voy a hacer la fila, mi hermano está apurado, ya que prometió llevar a Fiore y su madre a la comisaría.
Miré por detrás de mí, y luego a la fila.Bien.... espero salir vivo de esto.
Caminé en dirección al mostrador, ignorando las miradas, y una que otra vocecita, molesta.
Para cuando llegué, esos sorprendidos ojos azules se encontraron con los míos. No entendía nada.
Pasé por detrás del mostrador, llamando no sólo la atención de los clientes, sino que también, especialmente, la de Vanessa.Sin decir palabra alguna, tomé una de sus manos, sacandola a las rastras de la cafetería.
-¡Amigo! ¡Encargate!- le pedí al chico de la caja, que me miraba con confusión.
Apuesto a que esto no pasa todos los días.
A pesar de las quejas de los clientes, y la de Vanessa, salí afuera del local.
No fue hasta que llegamos a un callejón, en donde solté su mano. Di media vuelta, encontrándome con su persona.-¿Qué.... que acabas de hacer?- se molestó -¿Te volviste loco?-
Vanessa, llevaba puesto unos jeans gastados, una polera de tono negro que cubría su cuello, unas zapatillas viejas, y su cabello se encontraba recogido en una cola alta. Además, tenía puesto el delantal con el logo de la cafetería.
- Sí se entera mi jefe, me echará. Debo regresar- soltó, con la intención de huir.
Dio media vuelta, para volver al trabajo. Pero la rodee rápido, interponiendome en su recorrido.
-Tengo algo importante que decirte- confesé.
-Sea lo que sea, puede esperar. Zai'd, me acabas de sacar a las rastras de mi trabajo- se señaló - Sí mi jefe se entera, me echa-
Lo sé.
Lo sé.
-Me largo- quiso irse.
- No... no, aguarda-la detuve -Escucha... es importante-
-Al diablo. Necesito el empleo- me enfrentó con su mirada.
Apuesto que también no durmió bien. Y poco.
Rápidamente, saqué el folleto del bolsillo de mi pantalón, y se lo extendi en su dirección.
-Miralo- le pedí.
Su confusa mirada bajó al folleto, pero no lo tomó.
-Miralo, Vanessa. Y no te detendre más - solté.
Lo tomó, lo desplegó, y lo leyó.
-¿Ves?- le señalé el título -Mira el primer premio- le señalé, más abajo. Unas letras y números.
Alzó su mirada, fijandola en la mía.
-Es.... mucho dinero- apenas murmuró.
Así es, nena.
-Más que suficiente para ir al concurso.... un buen hospedaje en un buen hotel- afirme.
Pasó a mi lado, sin despegar su mirada del folleto. Di media vuelta, sin despegar mi atención de su persona.
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EL CASCANUECES
Teen FictionVanessa es una joven que nunca salió de su zona de confort. Aquella que la rodea de sus seres queridos, con los cuales paso la mayor parte de su vida. Aquella que es una tranquila zona, por más que tiene que afrontar dificultades económicas. Desde p...