Sobre cazar y ser cazado

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No dejar que las cosas se desvanezcan, hacen que ellas se vuelvan nuestras cadenas.

El arte de dejar ir no es otra cosa que el arte de saber marcharse.

Si estás con mujeres, procura marcharte tarde; porque el sufrimiento nunca llega demasiado pronto.

No apartes la mirada de su tenue soledad, ya que es allí donde se desnudan.

Mientras más serpientes rodeen la presa, mayor es la desgracia de las mujeres.

Si vas por mujeres, procura llevar una sombra con quién hablar.

La grandeza está en la capacidad de cazar, no en la ingenua elección.

Seducir a una mujer debe ser el fin en sí mismo, nunca el medio para conseguir algo.

No buscamos carne de la cual saborear, sino inhalar la propia capacidad de saborear.

Hay que tener cuidado con lo que deseamos, porque podemos conseguirlo.

En las relaciones solo el que desea es símbolo de grandeza, ya que solo donde hay deseo hay necesidad de sufrimiento.

Es necesario sufrir desde sí, no desde otro.

El castigo no es la soledad ante la relación, sino la posibilidad de tocar a un otro.

La abundancia de carne desemboca en un pobre intelecto.

Donde se puede comer, no hay necesidad de pensar.

El goce de carne sin concepto es pura dentadura sobre piel.

No basta tener la capacidad de moder si no hay conciencia se que se tienen los colmillos.

Si la presa se encuentra sola, será mejor apartarse, pues esta, o bien es un anzuelo, o bien es carne de la que no se desprende ningún acto de desgarramiento.

¿Vas a cazar? Ten cuidado, las trampas puedes ser nuestras propias manos; nuestro deseo.

Sobre el enamorarseWhere stories live. Discover now