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💬 capítulo largo.

Me levanté apresuradamente de la cama al ver la hora: 13:56. ¡Diablos, llego tarde al trabajo!

Había olvidado que tenía mi turno temprano los martes, mientras también le rogaba a un tal ser supremo que Doyoung-hyung no me dejara afuera de la cafetería como la otra vez. Ojalá se le haya pasado el resentimiento.

Salí de un salto de mi cama, tropezando con casi todas las cosas con las que inusualmente te tropezarías. Agarré unas prendas de ropa que ni siquiera vi ni les presté importancia. Entré directo al baño y me di una ducha rápida, mientras "lloraba" al pensar en cuantos minutos estaré tardando ya, y a qué hora finalmente llegaría a la cafetería.

[...]

Genial. Para mi buena suerte, el autobús estaba más lleno que cualquier otra cosa, obligándome a ir apegado a tanta gente que parecía estar más ensimismada en sus celulares que en tener cuidado en no empujar a los demás. Ugh.

Definitivamente, yo no era una persona a la cual le molestara cada cosa e hiciera un conflicto a parte de eso. No, no, no. Todo lo contrario. Amo a las personas, ¿se nota?

El autobús frenó ferozmente, mientras yo salía por la puerta de descenso a mi parada, corriendo lo más que podía al trabajo.

Cuando por fin llegué a el lugar, vi por los grandes vidrios a Doyoung, casi completamente tirado en el mostrador, con ojeras grandes y un puchero. Debió de hacer 2 turnos en su otro trabajo, como siempre.

Empujé la puerta, siendo recibido al segundo con ni nada más ni nada menos que los "gritos" silenciosos de Doyoung, avisándome que me castraría a mi a mi lobo. El canino sólo pudo tirar una carcajada en mi interior.

─Me estoy muriendo, Jaemin... ─Pronunció débilmente, fingiendo una agonía, una terrible agonía─. Me estoy muriendo, y tú... tú me haces esto...

─Ya para, Doyoung, en serio me estás haciendo sentir culpable. ─Agaché mi mirada, con una sonrisa escondida entre aquella máscara de lobito entristecido.

─¡Para tú, Jaemin! ¿¡Acaso no ves que Taeil faltó porque debía cuidar a el perrito de su hermana!? ¡A su perrito, Jae— ─Detuvo sus reclamos, mientras yo situaba mi dedo índice en mi boca, pidiéndole que por favor se callase porque no estabamos solos. El sólo puso sus palmas en frente de su pecho, inhalando y exhalando lentamente─. Como decía, joven Jaemin... Taeil se fue, y yo estoy aquí... solo. ¿No ves mi cara? estoy hecho un asco.

Suspiré, decidiendome a ceder ante los reclamos de mi mayor, que de alguna manera, también era mi superior.

A vecea a Doyoung se le daba por comportarse de manera infantil para conseguir lo que quería. A mí sólo me daba gracia, pero esa gracia y las carcajadas terminaban en cansancio y gruñidos debido a su tan insistente forma de ser, por lo que cubrirlo en algunas horas sería lo mejor.

─Ya, Doyoung-hyung, puedes ir a descansar, yo te cubriré. ─En un acto de amor, pestañeé varias veces, mientras sonreía sin mostrar mis dientes.

─Dios, gracias. Eres un ángel. Te lo recompensaré después. ─Dio media vuelta, yendo al lugar secreto de descanso de los empleados, casi arrastrando su cuerpo y tapando la boca mientras bostezaba. Agh, este hyung.

[...]

Con un suspiro pesado, al ser terminadas las horas laborales, me dirigí a la puerta, directamente pensaba en voltear aquel cartelito que mostraba "ABIERTO". Hasta que una mano empujando levemente la puerta me lo impidió.

¡omega for sale! nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora