Un día un par de niños con apariencia singulares llegaron al Muelle de Loto en compañía de Nie HuaiSang, quien había estado cuidando de ellos desde que los encontró. Pero ya era tiempo de que alguien más se hiciera cargo de ellos y tenía los candida...
Desde que la pedida de mano se había llevado a cabo, el tiempo transcurrió tan rápido que ni siquiera se sintió el mes que pasó, Jiang YanLi, Wen Qing, Qin Su y Wen Ning se hicieron cargo de todos y cada uno de los preparativos para que la boda del líder Jiang y el líder Wei fuera la más bonita de todos los tiempos.
Pese a que todo fue un poco apresurado, los preparativos estuvieron perfectamente listos para el día indicado. Aunque claro, gracias a la gran insistencia por parte de los novios, lograron saltarse unos cuantos procedimientos caóticos, como hubiese sido la procesión nupcial desde YiLing Wei a Yunmeng Jiang en un palanquín, que Wei WuXian —por supuesto—, se negó a hacer, o preparar la dote por parte de la novia, la cual Jiang Cheng se negó a reclamar.
Por supuesto, nadie pudo ante la terquedad de ambos líderes.
—Wei WuXian, deja de moverte, todavía no termino de peinarte —reprendió Wen Qing—. A-Ning, la horquilla.
El nombrado se acercó con rapidez hacia su hermana, mientras sostenía una horquilla de jade con un pequeño lirio araña rojo y grabados de flor de loto.
—A-Qing, no es necesario que me arregles tanto... —le dijo Wei WuXian, sin embargo, un pequeño quejido se escapó de sus labios al sentir como la de ojos verdes le piñizcó levemente un brazo.
—Es el día de tu boda, por supuesto que te debes arreglar más de lo normal, Wei WuXian, así que déjame hacer mi trabajo —comentó la Wen con seriedad, aunque el de ojos grises sabía que su hermana realmente estaba haciendo todo aquello porque lo quería y quería asegurarse que en un día tan especial se viera lo mejor posible.
Un breve silencio se instaló entre las únicas tres personas en aquella habitación, cada uno inmerso en sus propios pensamientos y actividades. Aunque eso no evitaba que Wei WuXian siguiera moviéndose con inquietud, ya que, a decir verdad, se encontraba un poco nervioso.
Sin embargo, aquel breve silencio fue roto por la tranquila, e incluso cariñosa, voz de la Wen.
—. ¿Sabes? Hay unas palabras que no te he podido decir, pero llegado este día, tengo y quiero hacerlo —las suaves manos de la medico colocaron aquella fina horquilla con delicadeza en el semi-recogido de Wei WuXian, una vez terminado esto, pasó al lado del de túnicas rojas y se colocó frente a él, con Wen Ning un paso detrás de ella—. Lo siento y gracias —una bella sonrisa adornaba los labios de Wen Qing, mientras que su mirada reflejaba un profundo e inmenso cariño por la persona que tenía delante de ella.
—Wen Qing, Wen Ning... —lo que fuera a decir Wei WuXian, la de ojos verdes no le dio la oportunidad de continuar y solo negó ligeramente con la cabeza.
—Ya es la hora de que te encuentres con tu futuro esposo —le dijo, al mismo tiempo en que le colocaba el velo sobre la cabeza.
Después, ninguno de los tres dijo nada, no había necesidad de ello. Los tres sabían la relación que tenían y el cariño que los unía, se habían convertido en familia y eso nadie lo podría negar. Wei WuXian estaba feliz, así que tomando la mano de Wen Ning y con Wen Qing a su otro lado, caminaron hacia donde Jiang Cheng debía estar esperándolo.
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