El cuarto Robo

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Abdí nota algo diferente, Ojos negros, Caricias extrañas, Un cuarto robo, Tres días, Un mensaje y Lullaby Inmóvil  ¿Qué carajos pasa?


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Abdí Towers

Abro los ojos con esfuerzo y lo primero que veo es a la pequeña Lullaby acostada en mi abdomen con su mano reposando en mi cintura.

Su cabello perfectamente negro y con un brillo inigualable descansa en mi pectoral cubriendo así, mi tatuaje.

Me quedo embelesado admirándola, como si estuviese retratando su belleza, silueta y rostro, en mi mente.

Su piel es tan blanca que temes a tocarla o hacer algo demasiado fuerte porque puedes dejarle una notoria marca.

Mis ojos viajan a su rostro que se mantiene neutro; es de cejas finas, pero pobladas y de curva marcada y le gusta adornarse la izquierda con un pequeño piercing plateado. Sus pestañas son espesas y te hipnotizan cada vez que las mueve despacio.

Sus ojos, sus azules ojos que embriagan, son como el fondo de un agua cristalina, te llaman y te llevan a lo más profundo, dejándote sin conocimiento y sin razón, haciendo que te pierdas en el brillo inefable de su iris.

Medio que se mueve, pero no se aparta de mí, de echo siento como se aferra a mi cintura y debo hacer algo antes de que mi razonamiento me abandone.

despierta nena

—es muy temprano todavía—no demora en responder y la voz se le va en un hilo.

La primera vez que la escuché hablar, pensé que era algo temporal, pero me he dado cuenta que es medio afónica por naturaleza.

—que floja eres—me quejo en una sonrisa

—mis almohadas no hablan, cállate—se niega a abrir los ojos

—debemos ir a trabajar—le acaricio el inicio del cabello

yo soy la jefa, yo decido si voy o no—remueve la cabeza

—me haces cosquillas—me gana la risa

—¡agh! —se incorpora llevándose ambas manos al rostro

—necesito un cigarro

Rio, un cigarro, las personas normales piden el desayuno, una fruta, jugo, café o agua, pero ella... ella pide un cigarro

—yo también—secundo y se descubre el rostro clavando sus azules en mí, me mira de una manera que da escalofríos; piel extremadamente blanca, cabello negro, ajos azules y pupilas inyectadas de un negro profundo...no se ve nada tierno

—¿Qué pasa? —pregunto al ver que me sigue mirando y se le hunden las cejas

Sacude la cabeza—no es nada—se inclina hacía su mesita de noche, abre la primera gaveta y saca los cigarros, los enciende y me hace entrega de uno

Lullaby: Don't break 《REESCRIBIENDO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora