POV: JAIME
-Joder-pensé, había olvidado a qué hora debía ir allí, había estado toda la noche investigando para nada..., a parte, debía ir a por la bolsa de deporte.
Odio salir de casa, salgo lo justo y necesario, compra, instituto y para investigar sobre... ella.
Me vestí con lo primero que encontré, no esperaba cruzarme con nadie importante, o alguien relevante, pero esa idea se esfumó de mi cabeza cuando vi decenas de coches en el aparcamiento.
"campeonato local de voleibol" habían varios carteles pegados por las paredes del polideportivo.
Flash Back
-Sí, lo sé, es que mañana tengo partido de vóley y tengo que estar pronto ayer- respondió Cris con una sonrisa tímida.
Me tensé al recordar eso, no quería verla ahora, y que me distrajese de mi objetivo; volver a casa lo antes posible, aunque por otro lado no pasaría nada por pasarme a verla sin que ella me viese. Mis pies se movieron solos hasta el pabellón de deportes, crucé la puerta de la entrada y mis ojos la encontraron casi al instante, ella no tardó en sentirme, porque giró la cabeza bruscamente y conectó nuestras miradas.
Por un momento me quede completamente quieto, no quería que me viese en estas circunstancias, menos mal que una compañera suya la llamo y volvió al partido, así quitando su atención en mi.
Decidí salir de allí para no ponerla en una situación incómoda. Salí del pabellón y me encaminé a os vestuarios, pero, el sonido de mi teléfono hizo que parase en seco.
El nombre de Louis apareció en la pantalla de mi teléfono, tendría que ser algo importante para que me llamase a esta hora y a mi teléfono personal, descolgué y salí a del polideportivo, apoyándome en la pared del exterior y enciéndome un cigarrillo.
-¿Qué pasa?-pregunté en modo de saludo.
-¿Cómo que qué pasa? ¿Cómo se te ocurre? Aparecer allí e ir a su casa- me reprochó.
-Surgió de la nada, no es mi culpa, no me contaste nada de su vida, quería investigar más a fondo-le di una calada profunda al cigarro.
-¿Y al que mandaste al hospital también surgió de la nada?- gritó histérico-Ya te lo he dicho mil veces Ian, no hagas nada sospechoso o nos volverán a meter a los dos en el centro, y ¿a que no quieres que eso pase?
-Claro que no quiero que eso vuelva a pasar, pero tranquilo, tengo todo bajo control- dije con voz relajada y tomando otra calada del cigarro.
-Lo mismo dijiste con Aura y mira donde nos llevo eso, ten cuidado, solo te estoy advirtiendo, hace tiempo que no sabemos de ella.
-Ese tema ya está zanjado, ella no abrirá la boca-la puerta de mi izquierda se abrió y un grupo de chicas comenzó a salir, supuse que eran las compañeras de equipo de Cris, era mi oportunidad para entrar, recoger la bolsa y volver a casa sin tener que cruzarme con ella.
-Debo colgar, adiós- le interrumpí y colgué sin esperar su respuesta, apague lo que me quedaba de cigarro y me apresuré a entrar he ir directo a los únicos vestuarios que disponía el centro.
Abrí la puerta de metal y anduve por el corto pasillo, pero, el sonido de una voz tarareando una canción me hizo parar en seco, joder, esa era la voz de Cristina, yo intentando no cruzarme y luego resulta que me la tengo que encontrar en el vestuario.
-¿Hola?- pregunta, ¿enserio? Si fuera un asesino ya estaría muerta, ay Cris...
-¿Díaz?-respondo para que sepa que soy yo quien se encuentra con ella.
-¿Jaime?-vuelve a preguntar, enserio no sabe que soy yo. Creía que era la única persona que la llama por su apellido, y así quería que fuese.
-Perdona que entre, pero me dejé aquí una bolsa de deporte el otro día cuando jugaba al futbol, pensé que a estas horas no habría nadie, ¿me lo podrías pasar por favor?-mentí, una mentira no mataba a nadie, o sí.
-No veo ninguna bolsa-hizo una pausa- si quieres pasar y buscarla...
-Está bien-dije, primero asomé la cabeza para comprobar que estuviera visible y después entré con el cuerpo entero, Cris estaba en sujetador y vaqueros, no pude evitar contemplarla, era tan... Cris, sus pechos eran del tamaño ideal, el suyo. A corde con su cuerpo. Aparté rápido la mirada y tosí nervioso, más por ella que por mí.
Busqué la bolsa con la mirada y la encontré detrás de una banca, la cogí pero antes de poder darme la vuelta escuché a Cris maldiciendo en voz alta.
-Ey Díaz, ¿qué te pasa?-pregunté.
-Con las prisas se me ha olvidado coger una sudadera.
-Si quieres puedes coger la mía –propuse mirándola fijamente a la cara, aunque quisiera con toda mi alma mirar unos centímetros mas abajo.
-No, de verdad no quiero incomodarte- dijo. Ayy Cris, si tu supieses.
-No lo haces, a no ser que seas una suicida o masoquista te pido por favor que aceptes mi sudadera, hoy hace mucho frío –bromeé, me quite la sudadera y me quedé en tirantes, vi como posaba fugazmente su mirada en mis brazos.
Me acerqué a dársela e hizo el ademán de ponérsela ella misma, pero yo negué con la cabeza. Quería ponérsela yo, tocar accidentalmente sus brazos y sentir como se erizaba su piel. Ella miraba hacia abajo evitando a toda costa mi mirada, sin embargo yo no podía apartarla de su cara, su pelo azabache esta húmedo y descansaba en sus hombros, tenía una cara particular; unos ojos miel bastante grandes, una nariz voluminosa y unos labios carnosos color cereza, sobre sus mejillas habitaban pequeñas pequitas y algún que otro inicio de acné, cosa que la hacía más... atractiva. Quizás su belleza no era la más convencional o a alguien podría resultarle una chica normal, pero, para mí, tenía una cara perfecta, con cada cosa a su perfecta medida, como una hermosa melodía, sí, la cara de Cris era como una canción perfecta, con sus defectos, porque, ¿Quién quería a alguien perfecto? A caso existía alguien así, y si lo era, solo seria físicamente, ¿Quién decía que lo que era perfecto y lo que no? Quien decía que los granos de Cris no eran perfectos, Quien decía que la nariz gruesa de Cris no era perfecta, Quien decía que la forma rectilínea de Cris no era perfecta, porque para mí todo lo era, y quería decírselo, pero ella seguía cabizbaja.
Cuando terminé de colocarle la sudadera por fin elevo la mirada, y, estaba tan guapa, tan vulnerable que me acerque lentamente –para ver si me correspondía- y la besé.
La besé sutilmente, no estaba preparado para darle un beso de otra magnitud que no fuera esa: suave. La cogí en brazos para que pudiese tener mejor accesibilidad a mí, enrosco sus piernas en mi cintura y yo la sujeté por la cadera, olía tan bien, a vainilla.
-Joder Cris...-susurré.
Y fue ahí cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, todavía no estaba preparado para ella, ni ella para mi, primero debía lidiar con otras cosas, con el pasado, con ella, con Aura.
La solté en un banco y miré hacia la puerta, no quería hacerle eso, pero ahora no, no podía, era un cobarde, y esperaba que me lo pudiese perdonar.
-Mierda, esto no ha pasado ¿de acuerdo?, lo siento, yo... tengo que irme- cogí mi bolsa y me fui sin mirar atrás.
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WOW , ¿Aquien ha entendido algo? porque yo no.
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TÚ ERES MI PROBLEMA
Roman d'amourEl sabor, el roce, la manera en la que se aman, todo se mezcló en el sonido de su canción de amor. Cristina se definiría a si misma como una persona normal, un grupo de amigos reducido, notas poco destacables y una casa pequeña. Un día un suceso lla...