Capítulo 10

379 56 13
                                    

La noche ya estaba amenazando con caer y el grupo de seis se encontraba haciendo una pelea de fuerza en el agua, aunque los licántropos no están participando en ella; se han pasado todo el día en el agua gastando sus energías como un grupo de adolescentes, a pesar de que ya todos tienen más de veinte años y son seres sobrenaturales.

—Debería irme, ya va a anochecer —Todos los que están en el agua prestan atención a Olivia, haciendo el amago de bajarse de los hombros vampíricos.

—¿Te vas? —Pregunta el vampiro sin soltar los muslos bronceados de la humana y levantando su cabeza para verla.

—Sí, no quiero que mis padres se preocupen demasiado —Se excusó la pelinegra pasando su mano por la cabeza vampírica.

—Es una lástima, la noche ni ha caído —dijo la vampiresa que se encuentra en los hombros de Daniel, en la misma posición que Olivia.

—Creí que le habías dicho a tus padres que ibas a pasar la noche afuera, ya sabes para la acampada —Le dice el vampiro a Olivia levantando la mirada.

La humana se encoge de hombros con pena, dando a entender que no va a poder estar en la acampada con los demás.

—Lo siento —Le responde acariciando su pelo.

—Bueno... yo ya voy a salir del agua —Habla el brujo bajando a Nadia de sus hombros delicadamente.

—¡Te acompaño! —La vampiresa le cayó atrás a Daniel— Voy a decirle a Kayla que ya te vas —informó a la humana.

—¡Está bien! Gracias —Olivia intentó bajar de los hombros pálidos, pero las manos del vampiro no se lo permitieron—. Aidan, tienes que soltarme para poder bajar.

El vampiro la miró desde abajo y sus ojos tornaron rojos, apretó los muslos de Olivia sin muchas ganas de bajar a la humana, pero al final suspiró rendido.

—¿Y te tienes que ir tan temprano? Eres una aguafiestas —Le acusó tirándola de sus hombros haciendo que cayera en el agua de espaldas.

—Porque yo, a diferencia de ti, por si no lo sabías, soy humana, tengo padres humanos y mis padres no saben que me pasó el día con seres sobrenaturales que según todo el mundo no existen —El vampiro se quedó mirándole al escuchar esas palabras que salieron no como una queja, más bien como una información sin importancia.

De todo el grupo, Olivia era quien más tenía que ocultarle a su familia donde estaba y que era lo que hacía.

—Lamento que sea tan difícil para ti, Liv —Confiesa bajando un poco la guardia y tomando su mano por debajo del agua.

—Siempre ha sido así, Aidan, lo sabes mejor que nadie —dice mirando el sol comenzando a ocultarse y luego fijando su vista en la piel vampírica que al ser tan pálida y estar al contacto directo al sol se tornó rojiza en algunos lugares.

Aidan iba a decir algo, pero se contuvo.

—¡Liv! —La voz de la licántropa llamó la atención de ambos.

—¡Ya voy! —Respondió al llamado.

—Es una lástima que te vayas —El cuerpo vampírico se recostó en el de Olivia por detrás antes de que ella pudiera dar dos pasos en el agua y la rodeó por la cintura con sus brazos—. Me hubiera encantado acampar contigo —susurró al oído de Olivia.

—Siento lo mismo —Correspondió lo que decía el vampiro en voz baja.

—¿De verdad no te puedes quedar? —Pregunto aun sabiendo la respuesta nadando hasta al frente de la humana y mirándola a los ojos.

El Bosque LeinadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora