Lazos [KookJin].

Lazo III

 Mírame de lejos.

Cuando Seokjin piso el suelo dentro de su casa supo que su día solo empeoraría, a lo lejos se escuchaba las voces de sus padres y las palabras que salían de la boca de su madre solo lograban activar dentro de el un sentimiento de agonía. Tomo una pequeña bocanada de aire y siguió su camino sin voltear hasta la escalera, no quería tener que tratar con mas cosas, solo quería tomar un baño y dormir para así olvidar un poco al daño que sentía, pero no logro hacerlo con tiempo, era imposible escaparse para los ojos de su progenitora.

—Seokjun que bueno que llegaste —Cerro sus ojos cuando en su pecho se pronunciaron dolorosas punzadas —. Ven aquí, tenemos tiempo que no hablamos entre mujeres.    

Abrió su boca para contradecirla pero al conectar sus miradas su cuerpo se paralizo, Seokjin temía mucho mirar el rostro de su madre, por muy increíble que fuera no lograba reconocerla desde el funeral de su hermana, a sus ojos solo había un rostro medio borroso que tenia una espantosa sonrisa y cada vez que la miraba se quedaba paralizado, obedecía como un tonto y revivía muchos sucesos que verdaderamente quería olvidar.    

—Madre estoy algo cansada —Sus dedos empezaron a jugar entre si —. Fue mi primer día y estuvo algo pesado.

—¿Por que no tienes tus cosas? —Pregunto su madre con una mirada que asustaba.

No, no, no...

Miro hacia su padre para poder encontrar algo que pudiera salvarlo pero este solo tenia su mirada hacia la laptop que manejaba, seguro solo hacia mas y mas trabajo.

—Sin querer la olvide en la escuela, es que me emocione mucho y acabo de comunicarme con Hoseok, el me hará el favor de traerla.

—Oh ¿Mi pequeño Hoseok? 

Ya no es ningún pequeño, pensó fugazmente antes de obligarse a sonreír.

—Esta bien, descansa un poco y en la noche vendrás a mi cuarto —Fue una orden y no le quedo de otra mas que aceptar.

Subió rápidamente hasta su habitación con su respiración pesada, el aire empezaba a faltarle. Cuando estuvo entro de ella cerro con seguro y se dejo caer al suelo, llevo las manos a su rostro y empezó a contar para calmarse.

Cuando su madre decía que lo esperaba en su cuarto siempre tenia pesadillas. 

Jungkook abrió la puerta de la oficina del profesor Jung justo cuando le avisaron que podía entrar y lo que lo recibió lo hizo dibujar una extraña mueca en su rostro.  

Hoseok miraba fijamente sus manos con una expresión abatida y resignada, deseaba poder regresar el tiempo a cuando eran tan solos unos niños felices y sin tantas preocupaciones, pero no, ese día un maldito tenia que haber provocado la tragedia y ahora incluso el sufría terriblemente, había un peso que no lo dejaba en paz.