LA HISTORIA DE UN MININO

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Los animales solemos sufrir más de lo que parecemos pero nunca nadie se da cuenta. Cuando era un pequeño gatito mi madre nos abandono a mis hermanos y a mi, éramos 6 gatitos en una caja, recuerdo vivamente que hacía frío y teníamos hambre. Mis hermanos lloraban y yo con ellos era obvio que moriríamos de hambre y congelados.

Cuando ya no sentía mis patitas y mis ojos se empezaban a oscurecer alcancé a escuchar como alguien recogía la caja y la subía a un lugar más calientito del que nos encontrábamos.

No se cuándo tiempo paso pero cuando abrí los ojos me encontraba en una pequeña jaula con mis hermanos.
—¿Dónde estamos?— le pregunto a el más grande de mis hermanos.
—Es la ciudad de los gatos, mira a tu alrededor.
Tenía razón estaba repleto de gatos, abrí por completo mi único ojito abierto (porque el otro todavía no se abría). En ese momento se escucha un ruido, entra un humano gigante y grita algo que no se que significa.
—Es hora de comer— en el momento que lo dice todos los gatos hablan al unísono, alcanzaba a escuchar que decían: "Por fin, tenía hambre" o "Sobras, mis favoritas" entonces comprendí que nos alimentaria. Estaba en un lugar genial o bueno, eso creía.

Pasaron semanas, fui creciendo y aprendí a caminar y abrí por completo mis ojos, nos alimentaban bien; pero estaba atrapado en esa jaula y mis hermanos y yo  no cabíamos ahí pues todos habíamos crecido un poco y 6 gatos en una jaula es muy incomodo. Pensé que mientras pasará el tiempo lograría escapar como otros gatos de otras jaulas habían hecho, pero eso no fue lo que pasó.

Un día el humano gigante que nos alimentaba entro con otro humano aún más grande que él, comenzó a observarnos a uno por uno hasta que sus ojos se posaron en mi. No era novedad que vinieran a vernos, de vez en cuando lo hacían y se iban pero este humano me miro más de lo normal por lo que yo lo mire también a él. Habló con el humano no tan gigante y salió; pensé que eso habría sido todo pero al cabo de unos minutos regreso y abrió mi jaula, me tomo con sus rasposas y grandes manos y me volvió a mirar a los ojos ¿Me estaba retando a un duelo de miradas?

Cerraron mi jaula y dejé a mis hermanos atrás escuchando como me llamaban y lloraban por mi. Todos sabíamos que no iba a volver a verlos.
Me subió a una máquina enorme con llantas y me dejó en un cojín muy cómodo para después él ponerse en otro de los cojines; la máquina con llantas comenzó a andar y todo se hizo silencio.
Me sentía asustado, no sabía a dónde iba y me sentía triste, jamás volvería a ver a mis hermanos. Durante mi tiempo en la jaula aprendí dos cosas: 

1. Cuando un humano dice comer es que te va a alimentar.

2. Cuando un humano te saca de la jaula ya no vuelves, se le llama "adoptar". Es cuando te dan tu humano y el te sirve y te alimenta como un buen esclavo.

3. Los humanos son muy crueles y pueden lastimarnos tanto hasta dejarnos sin vida, so porque ellos son más grandes.

Eran cosas que conocía perfectamente y sabía que está última podría estar pasando, me sentí tan asustado que no pude aguantar e hice mis necesidades en el cojín, no voy a mentir, me sentí mejor después de hacerlo pero al humano le molestó porque me miro horrible lo cual hizo que me escondiera. Dijo unas cuantas profanidades que ya había escuchado antes y limpio torpemente el regalo que le dejé.

Cuando la máquina paro él bajo del auto y alcance a ver una enorme jaula (casa) a la distancia.
— Que bien, tenía hambre— le dije al humano gigante pero no parecía entenderme— espero que seas un buen humano y me alimentes— pero el seguía sin entender.
Me cargó de nuevo y me llevo hacia la gran jaula abrió la puerta y grito una palabra que no había escuchado nunca.
—¡Ana!— ¿Qué era Ana?— Ven amor— ¿Qué significaba amor?
La voz del gigante había cambiado por completo a diferencia de como me habló en la camioneta. Su voz al decir "Ana" era dulce y alegre.
—¡Voy!— entonces escucho la voz de alguien y giro mi mirada hacia donde proviene el sonido cuando la veo, una mini humana corre hacia mi. Sabía que algo estaba mal, los mini humanos son molestos y ruidosos y me aterran. Pero está mini humano era diferente, tenía una mirada triste y apagada, tal vez no le agradaba la idea de convertirse en mi esclava.
—Te traje este gatito— dijo con ese tono dulce— para que te haga compañía mientras te recuperas.
El hombre me ofreció ante la mini humana a lo que yo me negué pero el me miro y me dijo: "Este será tu nuevo hogar", la palabra hogar nunca la había escuchado pero de alguna manera mi corazón de gato se agitó y mi cola sin darme cuenta se movía. Me entregó a la mini humana "Karen" y ella me sostenía mientras me sonreía.

—Te daré mucho amor de ahora en adelante— dijo con la voz mas tierna y dulce que había escuchado y me abrazo. En ese momento sentí algo que nunca había sentido desde el abandono de mi madre... Calidez.

Entonces lo entendí. Comprendí lo qué significaba aquella palabra que el hombre dijo con tanta dulzura... Amor. Podía sentirlo en esta pequeña humana que me abrazaba con cariño y supe en ese instante que me quedaría a su lado por siempre.

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