Tres años atrás.
"Como salgas por esa puerta te juro que no me tocarás de nuevo en tu vida"
Louis se estaba poniendo la chaqueta, mirándose en el espejo del pasillo. Sus manos temblorosas intentaban que los botones entraran mientras sus ojos se centraban en no romper a llorar. La persona que veía en ese reflejo no era más que un actor preparándose para la mayor actuación de su vida. Una actuación que le costaría su orgullo y posiblemente el amor de Harry. Pero ¿qué podía hacer él? ¿acaso tenía otra opción? No, claro que no.
Todo se desmoronaba por momentos y debía empezar a construir otros cimientos que sustentaran su vida. Aún siendo falsos esos cimientos, debía hacerlo. No podía arriesgarse a que Harry pagase la furia de su padre. Le haría caso, iría a esa cena, la conocerá y después volverá a casa. A su hogar.
Poco importaba las súplicas o amenazas de Harry, pues Louis ya lo tenía más que decidido y lo haría le gustase o no. Algún día Harry vería que no había salida más que esa.
Cuando estaba listo, volvió a mirarse fijamente al espejo, suspiró y como si de una máscara se tratara, cambió su actitud.
Esa noche no iba a ser Louis, solo un Tomlinson más.
Cruzó el pasillo hasta la puerta de salida, teniendo a un Harry molesto y dolido al final de ese pasillo, justo en el último escalón de las escaleras. Éste le miraba fijamente, sin creer aún que Louis, su Louis le pudiese hacer lo que se proponía esa noche. El ojiazul sintió su mirada en su nuca pero no se volteó, cogió las llaves, la cartera y se pasó una mano por su cabello y cuello. Ya estaba sudando y ni siquiera había salido aún. Quitó la seguridad y abrió la puerta. Cerró los ojos y respiró hondo. Debía mentalizarse de lo que debía hacer.
Antes de que diera los pasos para salir de la casa, miró por tres segundos hacia atrás y aunque la visión le hiriera, solo pudo despedirse con un "Adiós."
El sonido de la puerta cerrarse hizo que Harry cayera de rodillas al suelo, aterrado por lo que pudiese pasar esa maldita noche.
***
"¿Quiere un poco más joven?" La mujer de edad avanzada tenía la fuente preparada por si Louis gustase pedir más de la comida que ella misma había preparado. Maggie, que así se llamaba la susodicha, era la empleada del hogar de la familia Tomlinson y era bastante apreciada, al menos por Louis.
"No gracias Maggie, estoy lleno." Contestó Louis sonriente, poniendo su mano en su estómago.
"Se necesitan muchas fuerzas para ponerse bien jovencito, seguro que entra un poquito más de esta-" Antes de que pudiese acabar de hablar, la voz de su padre interrumpió.
"Te ha dicho que no Maggie, no insista. Prepáreme un café y llévemelo a mi escritorio, me lo tomaré allí."
La mujer asintió, apartando la comida y haciendo lo que Troy había mandado.
Louis miró a Maggie antes de que ésta se alejara del salón y delineó con sus labios un "gracias", una acción que agradeció la empleada con una leve sonrisa.
Había ciertas cosas que Louis no acababa de entender de su padre, pero solo las veía como costumbres, nada que tuviera mala intención en él.
El sonido de los cubiertos aún se escuchaba y tanto Jay como Troy estaban en silencio durante la cena. No es que le molestase a Louis, en absoluto, a veces agradecía esa calma, pero después de ese pequeño incidente esa tarde con su madre y lo aburrido de su estancia en casa, no le vendría mal una pequeña conversación.
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¿Nos conocemos? (L.S.)
RomanceLouis pierde la memoria, y con ella, los cinco años que pasó con Harry. Borrón y cuenta nueva en un cuaderno de melodías. Al principio, la daga era solo eso, una daga que solo cortaba, que hacía daño, vacía por dentro. Un arma afilada que solo pre...