Durante mucho... demasiado tiempo, he frecuentado el Lover's Dungeon y nunca me había sentido tan fuera de lugar, tan condenadamente atraído a ninguna de las mujeres que me he llevado conmigo a la intimidad de mi gloriosa oscuridad, sin embargo, ver a Artemisa Graham de pie sobre la tarima central con los ojos perdidos, me tiene más allá de ser un jodido desastre caliente.
Está vestida como un ángel y, maldita sea, luce para la ocasión. Es el perfecto ángel para mi demonio. Inteligente Minnie, inteligente, me digo mentalmente, agradeciéndole a Minnie su acierto para con el traje de Artemisa; sus alas son grandes, cubiertas con largas plumas blancas que brillan en la luz. Su pelo castaño cae con elegancia sobre sus pechos, pero ni siquiera ocultan la dureza de sus pezones, de hecho, parece que acaba de follar detrás del escenario.
Como si fuese una jodida broma, sacude su cabeza al escuchar la puja por ella y su cabello se mueve exponiendo sus pechos perfectos y sus duros pezones rosados. Mis ojos vagan por su estómago y sus caderas hasta la diminuta mancha de ropa interior que apenas cubre su coño; una jodida y casi inexistente tanga blanca que parece ser demasiado apretada y se clava en sus labios, haciéndolos asomarse desde cualquier lado.
Mientras mis ojos la miran en la pantalla de la Tablet, puedo asegurar que así como yo, los demás miembros en la sala y las habitaciones contiguas están igual de excitados y duros al ver a ese jodido demonio disfrazado de ángel, porque, maldita sea si ella no es un condenado demonio... sí, había pensado que era al revés, pero la verdad es que es mucho peor que yo, de hecho, se llevaría el Oscar por la mejor actuación.
Decidiendo que ya es momento, me tomo de un trago el vodka en mi vaso y oprimo el intercomunicador. La miro abrir los ojos de par en par cuando escucha la cantidad que han ofrecido por ella.
La puja continúa y me recuesto contra el respaldo del sillón, sonriendo abiertamente, porque, no importa cuánto ofrezcan por ella, ninguno de ellos la tendrá, ése fue el acuerdo con Minnie; pueden mirar, pero no se irá con nadie más que conmigo.
Cuando la subasta termina, me pongo de pie y tomo mi chaqueta del respaldo del sofá de lana y me dispongo a salir.
—¿Feliz? —pregunta Minnie, caminando a mi encuentro.
Ladeo la cabeza y me encojo de hombros. —Digamos que la fiesta apenas está comenzando.
Minnie deja escapar un suspiro y cruza los brazos sobre sus pechos. —Braxton, realmente quisiera entender a esa mente retorcida que tienes.
—En mi mente no hay nada retorcido, tengo los mismos pensamientos que cualquier otro hombre, la diferencia es que yo sí hago algo al respecto.
—Dime algo, ¿esa chica sabe realmente el terreno que está pisando?
—Lo sabe, no he ocultado nada y tampoco es que tenga mucho que ocultar.
La mujer frente a mí sacude la cabeza y esboza una sonrisa.
—Bueno señor Airlie, es hora de que pase a firmas los papeles de su compra.
La sigo a su oficina y una vez que he firmado, hago la transferencia de dinero a su cuenta y Minnie me entrega las pertenencias de Artemisa.
—Gracias... por todo —digo, a modo de despedida.
Salgo de la oficina con la intención de encontrar a Kian para convencerlo, porque de otro modo, la noche que había planeado, no será lo misma si él y su participación.
Finalmente, lo veo sentado a la barra y camino hacia a él; justo cuando estoy sentándome en el taburete a su lado, mi teléfono suena y no puedo hacer caso omiso al nombre que parpadea en la pantalla.
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ARTEMISA© | TERMINADA
RomanceArtemisa tiene diecisiete años. Vive en Carolina del Norte. Tiene un perro labrador y un gato blanco, o al menos ella supone que ese es su color. Su padre es contratista, su madre es diseñadora y programadora web y su hermana, bailarina profesional...