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ハートツーハート

Tiré las perchas con desgana sobre la cama encima de las otras tantas de las que me había deshecho al no encontrar ninguna prenda que me convenciese. No sabía por qué le daba tantas vueltas al asunto; simplemente iba a buscar a un amigo a la universidad para dar una vuelta. Es cierto que no había salido del cuartel desde que llegué a Japón, así que quería ponerme algo relativamente especial. Me di la vuelta para recoger algunos jerséis que no parecían tan malas opciones y fui con dos de ellos en las manos al espejo para intentar visualizar como me quedarían puestos. Si seguía sin decidirme iba a volverme loca. Frustrada, salí de mi habitación con ambas opciones al salón y me situé al lado de Ryuzaki.

—L, ¿cuál de los dos debería ponerme? —interrogué al chico que se encontraba de cuclillas sobre el sillón comiendo un pastel.

—El que más te guste —respondió sin mirarme.

Le dediqué una mirada fulminante.

—Ahí está la cuestión —comenté poniéndome delante suyo, obligándole así a prestarme atención— No sé cuál de los dos escoger.

—Los dos te quedarán bien, no entiendo cuál es el problema —refutó.

No sé si eso era un cumplido o un intento de quitarme de en medio.

—Sinceramente, yo tampoco sé por qué me preocupo tanto por esto, solo dime uno y ya.

L levantó la mirada y observó ambas prendas detenidamente, analizándolas de forma cautelosa. Para no entender el problema parecía pensárselo bastante.

—El negro de cuello alto —concluyó para luego volver a centrarse en su pastel.

—¡Muchas gracias! —exclamé alegre para volver a mi habitación. Al menos no tendría que pasar tanto tiempo en escoger una opción u otra.

Entré de nuevo en mi dormitorio y cerré la puerta detrás mío para cambiarme. Me vestí con dicho jersey y unos pantalones blancos de algodón. Calcé mis pies con unas botas negras y recogí las perchas que había dejado esparcidas encima de la cama. Después me dirigí al perchero de la entrada de la habitación del hotel para coger mi chaqueta. En ese mismo momento me di cuenta de que Light todavía no me había llamado para avisarme de que había salido.

Noté como alguien tiraba del puño derecho de mi jersey suavemente. Sorprendida, me di la vuelta bruscamente para encontrarme con L mirándome con su expresión incrédula de siempre. Suspiré.

—L, ¿qué pasa?  —dije— Si quieres algo basta con que me llames o-

Fui interrumpida por su mano posándose en mi antebrazo con seguridad. Levanté la cabeza y me di cuenta de que no me estaba escuchando: estaba examinando mi conjunto y cómo me quedaba.

Está claro que le interesaba más de lo que creía.

A pesar de estar algo acostumbrada a sus análisis repentinos hacia mi persona, esta vez me sentí mucho más expuesta, porque no solo estaba analizando mi cara.

Estaba analizando mi cuerpo.

Y no de forma lujuriosa, sino de forma intensiva.

Volteé mi cabeza a otro lado. De nuevo me sentía avergonzada, y no quería acostumbrarme. De alguna u otra forma, me sentía incluso vulnerable. Podía notar su mirada recorriendo todo mi cuerpo. A pesar de esto, no me encontraba tan incómoda como sería de esperar. Era increíble como podía conseguir que me alterase, que me hiciese sentir de esa forma, pareciendo incluso una adolescente. L dio unos pasos hacia atrás aunque en ningún momento dejó de mirarme. Me analizó de arriba hacia abajo, dos, tres, cuatro veces, mientras estaba sumido en sus pensamientos.

ʚ Deathly Love ɞDonde viven las historias. Descúbrelo ahora