CAPÍTULO 11: Pequeños problemas

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-¿Dementores? -preguntó Acrux. Caelum y Sirius solo asintieron.

Permanecieron ahí plantados, inmóviles, dirigiendo los ojos de izquierda a derecha sin ver nada. El frío era tan intenso que temblaban de pies a cabeza. Se les puso la piel de gallina en los brazos y se le erizó el vello de la nuca. Abrieron los ojos al máximo, mirando alrededor sin poder ver nada.

En el callejón había algo más, algo que respiraba, produciendo un sonido ronco y vibrante. Caelum a su lado noto una suave sacudida de terror de parte de su hermano.

-¡Vámonos de aquí! ¡AHORA! -dijo Sirius, y un segundo después aparecían en Grimmauld Place.

Se tomaron unos minutos para calmarse y procedieron a subir las escaleras directo a sus habitaciones.

-Hola, Harry. Hola, Draco. -dijeron los gemelos Weasley que bajaban hacia el comedor.

...

-¡¿QUÉ?! -dijeron Caelum y Acrux al mismo tiempo. Sacaron las varitas y agarraron a los gemelos Weasley por el cuello de la camisa y los llevaron a la habitación más cercana. Sirius los seguía unos pasos detrás, y cuando entró en la habitación, la selló y lanzó un hechizo silenciador.

-¿Cómo lo sabéis? -preguntó Caelum.

-Eh...

-Esto...

-¡Hablen! -gritó Acrux.

-Bueno, nosotros -empezó Fred- podemos ver el aura de las personas.

-Lo que es lo mismo, su firma mágica. -terminó George.

-¿Por qué no nos han delatado? -preguntó Caelum.

-Es vuestro secreto, no el nuestro...

-Y dudo mucho que ciertas personas están contentas con eso.

-¿Qué personas? -preguntó Acrux.

-Nuestra madre, y el Albus-come-caramelos-Dumbledore.

Sirius solo pudo reírse.

-Confiamos en vosotros dos. Y ya que sabéis quienes somos, lo correcto sería contarnos la verdad.

Caelum y Acrux le contaron a Fred y George, todo, desde la visita a Gringotts, la prueba de herencia, el contrato de matrimonio, y las pociones y restricciones. Cuando terminaron, los gemelos Weasley estaban que mataban a Dumbledore y a su madre.

-Ya sabíamos, que algo tramaban.

-Ginny creció con los cuentos del gran Harry Potter, y mamá siempre le decía que ella sería la gran señora Potter.

-Sean cautelosos, y saquen a relucir vuestros Slytherin interiores.

-Como desee, mi Señor -dijeron los gemelos a la vez, mientras hacían una exagerada reverencia.

-Estos chicos, son dignos sucesores de los Merodeadores.- dijo Sirius.

-¿Conoces a las Merodeadores? -preguntó George.

-Pues claro que sí. Yo soy el gran y único... Canuto. -dijo Sirius, y Caelum y Acrux aplaudieron exageradamente como si fuera el Rey de Inglaterra.

-Eres nuestro héroe.

-Queremos un autógrafo.

-Quizás para Navidad, obtengáis algo más que un autógrafo.

-¿Y Lunático, y Cornamenta, y Colagusano? -preguntaron apresuradamente.

-Bueno, Lunático debe estar allá abajo, es vuestro fantástico profesor Lupin -los gemelos soltaron aullidos exagerados.

-Cornamenta, es nuestro padre -dijo Caelum. Fred y George tuvieron que sentarse para no desmayarse de la impresión.

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