Beginning And End

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Recordaba su última conversación por llamada con el japonés. Los nervios y la incertidumbre sobre lo que ocurriría a continuación lo tragaban como tierra movediza haciéndolo tropezar en sus palabras hasta que escuchó el repentino cuestionamiento del otro.

— ¿Quieres tiempo?

La pregunta heló la mente del menor. ¿Eiji ya estaba harto de sus inseguridades y su indecisión? Durante sus conversaciones con amigos acerca de rupturas amorosas, recurrentemente mencionaban que una forma de terminarlos fue con la dichosa petición de tiempo que se podría traducir en un disimulado "Ya estoy aburrida de ti". Por esa razón, creía que las palabras dichas por el pelinegro se referían a ello.

— Lo lamento tanto —dijo con tristeza. El mayor rio al otro lado de la línea al poder entender perfectamente ese sentir— ¿Qué pasa?

— ¿Por qué hablas como un perrito regañado? —bromeó con sigilo por unos segundos y luego, cambio a una voz más dócil— Creo que aún falta que acomodes tus pensamientos, verme podría ser una interrupción.

— ¡No! ¡Claro que no! —exclamó alarmado.

— Claro que sí. Quiero hacer esto para que puedas darme una respuesta clara, no quiero que te sientas presionado, Jade —miró al cielo con determinación— Si algo va a pasar entre tú y yo, quiero que sea porque ambos estamos seguros.

— Entonces, ¿tú de qué estás seguro?

El ojioscuro pensó detenidamente con la cabeza alzada.

Era extraño, pero podía asegurar que cada vez que hablaba con el rubio, las estrellas se veían como pequeñas incrustaciones de zafiros; Brillantes, encantadoras y desbordantes de alegría. La luna parecía hecha de queso ante su mirada como si de un cuento infantil se tratará.

Y todo eso pasaba únicamente al oír aquella voz que hacía temblar a su diminuto corazón.

Si esperar le aseguraba que la oiría día tras día y mantenerse envuelto en esa serie de emociones e ilusiones, estaba dispuesta a aguardar un año entero y más.

— ¿De qué estoy seguro? —se reformuló y sostuvo una tímida sonrisa— Que estoy ansioso de tenerte a mi lado —las mejillas y las orejas del menor se colorearon con rapidez. Quizás era por el frío que recorría en aquella brisa que despeinaba sus cabellos o al menos eso quería hacerse creer— Te estaré esperando, Jade.

Ash rascó su nuca con manos titubeantes y el asiático podía imaginárselo por completo. Sabía que el ojiverde siempre reaccionaba de esa manera tan tierna ante sus palabras dulces. Bueno, también se ponía así, pero ese no es el asunto a atender.

— Está bien —respondió finalmente cerrando sus largas pestañas— Cuando esté listo, te llamaré.

— ¿Llamar? No, señor —colocó una mano en su pecho y fingió disgusto en su entonación— Si vas a decir algo tan importante, debes decírmelo en la cara.

Suspiró embobado al escuchar la corta y sutil carcajada del menor.

— Me parece bien, Ei-chan —murmuró con el fin de fastidiar al nombrado, cosa que consiguió con excelencia ante su refunfuñar— Perdón, perdón.

— Bien —dijo con algo más de seriedad— No es una despedida, es un "Hasta pronto", Jade. No te preocupes.

— Sí —sostuvo la afirmación con la mirada pegada en el suelo— Hasta pronto, Eiji.

Un día, dos, tres.

Una semana había pasado volando como si nada y él aún no concebía una respuesta que dar. Sentía sumo nivel de estrés al pensar en todos los minutos que había desperdiciado de forma incompresible.

SUAVE LUZ [Banana Fish]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora