Epílogo

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Era la séptima vez que lo veía entrar en este mismo bar, su recorrido siempre era el mismo, pasar un poco entre las mesas y terminar en la barra.

Esa aura tan coqueta que desprendía, sus ojos bicolor repasaban minuciosamente todo el lugar. Con cuidado le miraba, no quería que me encontrase mirándolo.

Se sentó en una silla cercana a la mía. Su sola presencia me ponía nervioso.

—Su mejor trago, por favor—Pide sonriente. Le miro tomando un poco de mi vaso de vodka. Se gira a mirarme y con rapidez miro a otro lado.

Le miro nuevamente, tenía sus ojos clavados en mí. ¿No le daba vergüenza?

Me guiña el ojo y una corriente electrizante recorre todo mi cuerpo.

¡¿Pero qué demonios había sido eso?! No tenía un espejo cerca, pero estoy seguro de que ahora estaba rojo.

Chico de ojos bicolor te estás ganando un tatekieto. Frunzo un poco el ceño, y tomo más vodka.

Y un sólo pensamiento cruza mi mente.

Debo invitarlo a bailar.

¿Pero cómo? No era bueno con las palabras, y mucho menos con las acciones. Qué frustrante situación.

Suspiro.

—¡Caballero!—El chico de ojos bicolor grita, yo miro. En realidad llamaba al bartender. Me decepciona un poco, hasta que escucho lo siguiente que dice—¡Que sean dos!

Se levanta de su silla y se acerca a mi lado.

—Buenas noches—Me saluda.

—Buenas noches—Respondo un poco a la defensiva. Tomo mi vaso de vodka para beberlo.

—¿Sabes? Siempre te encuentro por aquí y dije ¿Por qué no invitar a bailar al chico más guapo que he visto en esta ciudad? Y por eso ahora estoy a tu lado—Dice. Creo que ahora, aparte de rojo, me voy a morir asfixiado porque me estoy asfixiando por culpa del vodka.—¿E-Estás bien?—Pregunta, yo niego—Dicen que debes tirarte los pelitos cercanos a la frente para que se te pase—Dice. Ay, que situación más vergonzosa.

—Estoy bien—Digo.

—¿Seguro?—Pregunta, yo asiento.—Perdón por ser tan directo, es que ya llevaba observandote desde hace tiempo—Dice. Su declaración me agarra por sorpresa.

—No sé aún tu nombre—Le digo, él se acerca hacia a mí.

—El día en el que me des un beso, te diré mi nombre—Dice coqueto. Ahora mismo me siento un poco cohibido—Es broma—dice, extiende su mano—Soy Horacio.—Me sonríe.

—Viktor—Digo, apretando su mano en un saludo cordial.

—Vale, Viktor ¿A qué te dedicas?—Pregunta él con curiosidad.

—Soy comisario—Le respondo.

—Uh—Dice alargando la palabra—Un policía.

—Sí, ya ves—Le digo.

—Yo aspiro a ser policía, me gustaría. Pero ahora me conformo con trabajar en una pequeña floreria en el centro de mi ciudad—Dice.

—¿Te gustan las flores?

—Sí, aunque me causan alergia—Ríe.

Pasamos el resto de la noche hablando, hablamos tanto que no nos dimos cuenta de que ya nos habían traído los tragos, tampoco de que poco a poco ya no había gente, la hora pasó rápido.

—Disculpe señores, pero ya deben retirarse. Debemos cerrar el bar—Nos dice un mesero.

—Ahora nos retiramos, gracias—Dice Horacio.

Miro a Horacio.

—Hoy no pudimos bailar, Viktor. Pero otro día bailaremos—Me sonríe—Nos vemos.

Horacio sale del bar y ni siquiera me dió tiempo de despedirme.

—Nos vemos—Le digo al aire.

Me retiro del bar, miro el teléfono.

Eran las 4 AM. Si mañana no despierto, Conway me va a matar.

Un porrazo de Conway es equitativo a haber hablado por fin con ese chico de ojos bicolor que ahora sé que se llama Horacio.

Conduzco hasta mi apartamento.

Subo las escaleras poco a poco. Abro mi puerta e intento hacer todo rápido para acostarme en mi cama. Estaba cansado.

No me cambio ni de ropa, tampoco me acuesto debajo de las sábanas. Tenía mucho sueño.

—Qué gran noche—Digo, antes de caer rendido ante el sueño.

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ñam ñam nueva historia en una nueva cuenta lol,, si esta wea ta inspirada en la canción de "simplemente pasan" esa de morat y cami

fuaa, espero que les guste esta wea, pq a mí me está gustando esta idea

así que veamos qué tal, ya saben que un voto y un comentario se agradece mucho uwu

en fin,,

deaa



El chico de aquel bar - Volkacio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora