Terrible decisión

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Silencio...

Silencio...

No, no, hay está de nuevo...

El pitido esta volviendo, fuerte, mis oídos duelen, todo esta oscuro no logro ver nada, no siento mis piernas, ni mis brazos, el pitido sigue atravesando mi cabeza provocando que grite pero mi voz no sale...es eso, no sale, nadie nos encontrará...

Me despierto de golpe sentándome en la cama, mi respiración es acelerada, miro la ventana de mi cuarto que me muestra el cielo oscuro probablemente aún es de madrugada, mi pecho sube y baja cada vez mas lento regresando a la normalidad, paso mi mano por mi frente dándome cuenta que estoy repleta de sudor al igual que mi cuerpo, tendré que bañarme de nuevo.

-Otra maldita pesadilla- Mascullo levantándome de la cama. 

Busco en mi armario la ropa que utilizaré hoy decidiéndome por un pantalón negro ancho y un saco marrón igual de ancho, estamos en verano pero en este pueblo hace mucho frio por todo el año así que la mayoría de mi ropa es de ese estilo. Me meto al baño lo más silenciosa que puedo para no despertar a los demás, me miro en el espejo mi cabello castaño es un desastre  lleno de nudos probablemente por lo mucho que me muevo cuando tengo esa clase de...sueños,  mis labios están resecos y partidos, mis ojos tienen unas ojeras negras y profundas, bueno no tengo el mejor aspecto del mundo ojalá la ducha tenga algún efecto.

Permito que el agua me recorra el cuerpo por completo, eliminando cualquier suciedad o sudor pero mas específicamente tratando de borrar esos recuerdos amargos, no puedo centrarme en ellos, no más.

Ya cambiada estoy desayunando en la mesa, bueno si cereales cuentan como desayuno, miro mi celular con preocupación dándome cuenta de que ya vamos tarde. Jessica como siempre no esta lista aún, su vida es desordenada, no tiene horario ni rutina ella solo existe y eso me estresa. La chica rubia baja las escaleras de la casa con la pijama aún puesta bostezando con el celular en la mano, acaba de despertarse.

-Pero que mierda Jessica ¿por que no estas lista?- Me levanto rápido y corro a alistarle ropa que está a la mano mientras le sirvo el cereal dejándole todo en menos de tres minutos a su alcance. 

-Ah eso- Me responde despreocupada dejando la ropa a un lado y tomando el plato con cereal sin despegar la vista del teléfono- No voy a ir hoy, me suspendieron.

Esta niña.

-¿Y se puede saber por que no me habías dicho? Voy tarde por esperarte- Me enojo y ella por fin suelta su celular y me reta con la mirada, sacudiendo los hombros, a veces parece que ella es la menor.

-No eres mi madre, y nunca estás en la casa al igual.

-¡¡Por que estoy trabajando para poder ayudar a nana!! Y para que tu puedas tener todo lo que tienes malagradecida!!

-Pues nadie te pidió que lo hicieras Kathleen!!

Cuando estoy por responderle alguien la llama interrumpiendo una discusión que se estaba empezando a acalorar, le intento decir que ni se atreviera a irse solo para hablar con su novio, pero me ignora me da la espalda y se va por donde vino. Suspiro frustrada, me iré sola y además ya voy tarde si no llego a tiempo tendré una observación más.

Tomo mis cuadernos y salgo de la casa, al abrir el buzón me encuentro con una factura que tiene en grande el sello de suspensión, el recibo de la luz que no hemos podido pagar hace tres meses, si no lo pago el viernes la quitarán. Eso me estresa más, ¿Cómo conseguiré tanto dinero en dos días?. 

A pesar de que no es una buena manera de empezar el día le sonrío a los vecinos que pasan saludándome, pero entre tantas cosas me acuerdo que voy tarde y el tiempo se agota.

Siempre junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora