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𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 VEINTIUNO
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ADVERTENCIA: CONTENIDO MADURO.

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Pasaron los días y por fin se dió comienzo al primer partido de Quidditch del año. Bastante tarde para ser sinceros.

Slytherin jugaba contra Hufflepuff y Draco se encontraba bastante tranquilo al respecto, casi se podría decir que el sábado era un simple día más de su vida. Por supuesto, hasta que se enteró que su padre estaba allí.

Lucius se encontraba expectante a ver a su hijo jugar y eso fue lo que enfermó a Draco, ya que este se enteró a último momento que su padre estaría presente durante el partido.

No voy a hacerlo. No quiero hacerlo. —Repetía en su habitación una y otra vez, caminando de lado a lado mientras yo me encontraba sentada en la punta de la cama esperando a que se calmara.

Después de pasar años observándolo enojado (con la escuela, con la familia, con sus amigos) entendí que lo mejor es que largue todo y no recomendarle nada a no ser que él lo pida. Simplemente estar expectante y más que nada acompañarlo.

Aunque a veces... la situación se puede llevar a cabo de otra manera.

Sin siquiera darse cuenta, fuí recogiendo mi cabello en una coleta alta y dándole lugar a que se tranquilizara un poco más todavía.

—¿Por qué vino aquí? A él ni siquiera-

Pero para cuando se dió la vuelta calló, me vió arrodillada y mirándolo con cara inocente, mientras que vi la suya llenándose de lujuria. —¿Que...

Tomé su cinturón y lo desabroché, dejando caer todo lo que cubría su miembro para luego hacerlo simplemente desaparecer entre mis labios.

El jadeo de Draco fue probablemente lo más excitante que había escuchado de un hombre hasta el momento, sus quejidos eran roncos y yo me movía lentamente hacia delante y atrás, ayudándome con mí mano ya que no siempre llegaba a cubrirlo entero.

—Lo estás haciendo tan, tan bien amor.

Lo sé- Pensé.

Los ruiditos de arcadas llenaron las habitación y cada vez que miraba hacia arriba, mí centro goteaba un poco más.

Su cara mientras lo trabajaba era otra cosa.

Su mano derecha se encargó de desatar mi cabello para poder  mantenerlo él mismo entre sus dedos y ayudarme empujando a su gusto. Mientras tanto, su otra mano se dirigió hasta mí mejilla, acariciándola con sutileza.

Noté que estaba cerca cuando empecé a aumentar la velocidad y su boca no paraba de expulsar quejidos. Su amarre en mí cabello se apretó y soltó un gemido áspero que logró que mis rodillas se debilitan por un segundo.

Bajó la mirada y me observó atentamente mientras lamía desde el principio de su miembro hasta la punta, sin dejar una gota de su semen a la vista, o eso es lo que creía.

Me agarró desprevenida del cuello y me obligó a mirarlo. Mientras lo hacía, recogió una gota que había quedado sobre mis labios. —Abre.

Así lo hice y dejé libre su dedo una vez este quedó limpio del todo.

—¿Sabías que la chupas como los Dioses?

—Fue mi primera vez, así que no.

Draco abrió los ojos y me levantó con sus brazos, tirándome sobre la cama y sonriendo por mí risa tonta. —Esta no pudo haber sido tu primera vez. No te creo. —Se derrumbó al lado de mí cuerpo. —Me hiciste acabar en menos de diez minutos, Ara. No es posible que...

Intuition. [Draco Malfoy] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora