Día de amor.

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Pov’s  Gokudera.

Me sonrojé por sus palabras hasta más no poder, me esperaba a que me dijera cualquier cosa, menos hacerlo.

Me puse nervioso, ¿cómo se sentiría? ¿Me dolería? Espero que no, si no Yamamoto moriría por haberme hecho daño.

-M-m-me ha sorprendido que dijeras eso tan de repente.-dije la verdad, ocultando mi rostro en su pecho, sin dejarme ver por él.

-Lo siento-rió alegremente.- Pero ¿podemos?

Se le veía muy desesperado, se me ocurrió decirle que no, pero yo también quería, aunque esas dudas surgieran en mi mente.

-Te prometo que si te duele pararé-me acarició la cabeza, y yo la asomé  dejando ver mi enorme sonrojo.

-Más te vale que no me hagas daño, o no sé lo que pasará.

-Tendré cuidado, no te preocupes.-se despegó un poco de mí, se apoyaba con sus manos y piernas para no aplastarme.

Todo empezaría a partir de aquí, y yo no dejaba de temblar, era un manojo de nervios literalmente.

Yamamoto se acercó a mí, besándome en los labios, con desesperación y pasión, al cual correspondí de igual forma. Sin previo aviso, introdujo su lengua en mi cavidad bucal buscando la mía, para jugar con ella.

Una vez que nos quedamos sin aire, él se separó de mí, nuestras respiraciones eran agitadas, aunque después se volverían aún más.

Rápidamente me quitó la camiseta observando mi blanca piel al descubierto, sus manos frías como un cubito de hielo, acarició mi torso lentamente, dirigiéndose a uno de mis pezones, los cuales no tardó en masajear.

En cuanto empezó, una sensación muy rara recorrió todo mi cuerpo, haciéndome temblar, no tardé mucho en empezar a jadear, y aguantarme algunos que otros gemidos, no quería que saliesen de mi boca, sería muy vergonzoso. Yamamoto se acercó a mí mientras no paraba de hacer eso, lamiendo y mordiendo mi cuello, dejando varias marcas sobre este.

-T-t-takeshi…-le llamé muy entrecortado.- N-no…Ah…-solté un gemido haciendo que me pusiera mucho más rojo que antes si eso era posible.-N-no dejes marcas idiota…-me tapé la boca con la mano de la vergüenza que tenía.

-Con tu pelo, no se verán tranquilo.-Él siguió con lo suyo, hasta que mis pezones se pusieron duros.

Entonces, se dedicó a quitarme el pantalón, en el cual se notaba un pequeño bulto, Yamamoto sonrió, parecía complacido.

Me tapé enseguida con ambas manos, con vergüenza a que lo mirara.

-¡N-no m-mires, idiota del beisbol!-le pedí, sin quitar las manos del lugar.

-Venga, Hayato déjame continuar, ¿no dijiste que querías hacerlo?

-Sí, pero…Nunca pensé que daría tanto corte…

-De todas formas, ya te vi cuando nos intercambiamos los cuerpos, que no te de vergüenza, solo estoy yo.-me besó en la frente con ternura, me dejé convencer, pero eso no quitaba que me todavía siguiera con la vergüenza.

-Está bien, te dejo continuar.- cuando me quise dar cuenta, yo ya estaba completamente desnudo, ante la vista del idiota del beisbol, deseaba taparme y también por otra parte que él siguiera.

Yamamoto empezó a masturbar mi miembro semi-despierto, enrojecí al instante y empecé a gemir bajito con miedo a que alguien a parte de él me oyera, subiendo cada vez más el volumen ante tal placer que me daba Yamamoto, su ritmo se hizo mucho más rápido, haciendo que yo enloqueciera más cada vez, si seguía con ese ritmo me vendría.

¡¿Cómo ha podido pasar esto?! (Katekyo Hitman Reborn// Yaoi. 8059)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora