Capítulo 51

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Siéntete cómoda Romina" había dicho el rey, este lugar se me hacía muy extraño. Sus habitantes no tenían magia natural, como la de Zaid, su magia era a base de pociones como la de Andrea Delire.

No me había sentido bien desde que estoy aquí, esta entidad quiere tomar el control de mi, cada vez más seguido.

—¿Siempre eres tan curiosa Muñequita?— pregunto una voz tan conocida, ahí estaba él.

—No me vas a decir que este lugar no es raro, per se— dije mirando los habitantes — y que el rey, tenga magia natural—

—También el tiempo— acariciandome el hombro —detesto que aquí sea tan rápido—

—¿Te vas a justificar que no pudiste mínimo darnos una señal de vida a nosotros? ¿Sabes como estaban de preocupados tus padres y yo...? No, no lo sabes— lo amaba si, pero estaba enojada también con él. Lo golpeo en el hombro — siempre te desapareces de mi vida, siempre estamos separados ¡estoy harta!—

—Muñequita entiendo y no justifico lo que hice, no podía salir de este lugar entiende —trataba de calmarme posando en las palmas magia y poniéndomela en los hombros—Ese ente te esta poniendo mal.—

—No es este jodido espíritu, demonio, lo que sea. Soy yo y mis sentimientos — suspire— solo no quiero volver a salir lastimada—camine de regreso a mi cuarto—

Las personas de ese pueblo maduraban con la rapidez del tiempo, Nhoa estaba practicando su vuelo en los jardines del castillo.

Había órdenes estrictas del rey que sólo algunos guardias estuvieran cerca, el sacerdote real y como favor especial, también Romina.

—Niña ángel, el rey ha prohibido que vueles más allá de los territorios del castillo— gritaba Peter uno de los fieles y jóvenes  lacayos del rey, tenía 13 años. Pero su apariencia y madurez de un hombre a mitad de su segunda década.

—¿Y quien me va a detener soldadito? ¿Tú?— lanzándole un fruto seco de los árboles. Nhoa era terca y audaz, sabia cómo salirse con la suya siempre... o bueno, casi siempre.

—Claro que si, soy un habilidoso pocionista— lanzándole uno de los frascos que tenía guardado en su traje — lo hice pensando en ti— la chica comenzo a sentirse pesada, dejándola en el piso rapidamente.

Ainhoa cayó, lejos de quejarse o enojarse se comenzó a reír como si fuera uno de los chistes más graciosos que haya escuchado— ¿así que piensas en mi Peter? Me alegra saber que soy importante para ti—ella era toda inocencia.

—Maldita mocosa—cargándola para llevarla al castillo. Nhoa sonrió socarronamente.

—No seas payaso, solo me ganas por tres años. Te he visto jugar en los tiempos libres y hacer cosas de la gente de cómo mi edad—

—Parece ser que también soy importante para ti, Ainhoita. Para que me tengas bien vigilado— la niña cruzo los brazos y se puso roja.

—Eres odioso ¿lo sabes?— le llenaba de ternura a Peter, la inocencia de esa pequeña niña.

—Y tú muy mimada—

—¡Claro que no!— revoloteaba furiosa.

—Si Angelita, claro que si—

Zaid iba como todas las tardes a reunirse con el Rey en su sala privada, para seguir con lecciones de magia. Era practicante nato.

—Mi fiel sacerdote Zaid— hablo el rey saliendo de su sala privada — hoy no habrá lecciones de magia, mi buen amigo—

—¿Qué quiere decir con eso?— pregunto con respeto, el Rey sonrió.

—Bueno, me permití invitar a Romina Decanini a una merienda en los jardines — trato de guardar la compostura Zaid.

—¿Qué intenciones tiene con ella?— en un tono ya no tan amable, con la mirada amarilla que, por suerte, el rey no se percató.

—Quiero cortejarla, claro está. Hacia mucho que una mujer no me atraía de esa forma—

En ese momento Romina aparecía en el pasillo, no pudo describir lo que sentía al ver al hombre que amaba con la mirada aurea.  Viejos recuerdos comenzaron a acelerarle el corazón.

Tenía ganas de abrazar a Zaid, lo amaba.

—Romina ¿estás lista para la merienda?— la voz del rey recelosa, hizo que la Decanini lo mirara, definitivamente ese hombre no le atraía para nada.

—Adelante, me es fascínate su pueblo— había aprendido a ser cordial, algo que en sus años como una de los 22 arcángeles le dio.

A Romina no le agradaba el Rey, tenía un presentimiento respecto a sus poderes "naturales"

—Estas muy pensativa querida ¿te encuentras bien?— deje de observar por las ventanas del maravilloso paisaje que me mostraban.

—Estuve recorriendo el pueblo su majestad, es gente muy amable, me sorprende que se preocupe tanto por la seguridad de la misma entregándole a cada uno una ración considerada de agua—Zaid que estaba atrás de nosotros como un súbdito de aquel rey, me observó, al parecer él también tenía interés en esa agua.

—Algunos me consideran benévolo, pero verás, me preocupa Mi Pueblo—

Déjame volar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora