19: emoji de fueguito.

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- Eres imbécil, simplemente estoy cansada - murmuro mientras me quito los zapatos. No sé el tiempo que vamos a tardar, pero pienso aprovecharlo.

- No te pedía una explicación, ni siquiera me he quejado realmente - se sienta a mi lado y posa su mano en mi pierna. - Aunque quizás y estando solos en mi casa sería mejor que saliésemos de aquí. Lo digo porque ganas te tengo y dejamos claro que iríamos poco a poco.




No pienso entrar en detalles o no ahora mismo, pero han pasado cosas.
Tras acompañarme al metro y tener una larga despedida, he llegado a casa.
Me dejo caer en mi cama y llevo las manos a mi rostro.

He practicado bebes con el italiano.

He olvidado que cuando me subí encima de él tras escuchar lo de "que me tenía ganas" era motivo de meter marcha atrás y no de pisar el acelerador.

No me arrepiento eh. Creo que Damiano ha sido mi mejor experiencia y bueno, obviamente porque es Damiano y encima italiano.

Quizás todo debería de haber pasado más adelante, pues si, pero es que...
Muerdo mi labio para evitar seguir pensando y más que nada porque me está entrando un calor sofocante.

Llaman a la puerta de mi habitación y mi madre se asoma.

- Dúchate, tenemos visita para la cena - gruñe.

- ¿Viene Elisa? - pregunto curiosa.

- Si y aún peor, tu hermano con su novia la tonta - gime molesta. Parece que el día le va a salir redondo a mi madre.

Aunque siendo sincera, me da igual que Elisa venga y la novia mimada de mi hermano. Yo he tenido el mejor día de mi vida.

Cuando me meto en la ducha y dejo caer el agua por mi cuerpo me es inevitable no pensar en lo que ha pasado.

En como he sido yo quien se ha subido sobre el. En que si, he tenido la culpa de terminar sacándole la ropa y quien pese a que él le dijera que si queríamos parar podíamos hacerlo sin problemas, fui yo quien decidió no hacerlo.

Aún puedo sentir como su respiración choca contra mi cuello y como lo besa sin piedad, en como sus manos juegan con mi cuerpo y en como yo le he dejado un tremendo chupeton en el cuello. Pido perdón, pero repito, tengo cero arrepentimientos y menos cuando acabo de ver que él me ha dejado otro en mi teta o dicho finamente, en mi pecho izquierdo.

Y no os preocupéis, hemos usado condón.

Sonrío al recordar como Damiano temblaba encima mía y no sé exactamente si por nervios o por excitación, o quizás por ambas.

Unos golpes en la puerta  interrumpen mis pensamientos y es probable que lo agradezca, porque empezaba a tener un calor un tanto curioso y el cual no me iba a poder quitar.

- ¿Si? - pregunto cortando el agua.

- Date prisa, necesito ayuda para poner la mesa y las niñatas están al llegar - dice mamá entre abriendo un poco la puerta.

- Voy, salgo enseguida.

Una vez arreglada para la cena, la cual he tardado cinco minutos en hacerlo, salgo corriendo para ayudar a mamá. Debo informar que está de muy mal humor y que además ha aprovechado para invitar a Laia, imagino que ha sido para que mi mejor amiga le haga pasar más ameno la velada. En realidad, casi siempre que viene Elisa mi madre invita a Laia, ¿qué por qué? Pues básicamente para ignorar a la otra, y si, mi madre se aprovecha de mi mejor amiga pero ella lo acepta.

Laia me saluda mientras deja las jarras de agua sobre la mesa y me sube el top un poco. La miro sin entender y ella se pone seria en modo padre.

- El italiano debería no marcar a mi mejor amiga, tendré una conversación muy seria con él - se cruza de brazos y aprovechando que mi madre aparece por el salón decide hacer la gracia. - ¿Entonces vienes de su casa de haber practicado bebés?

"Mierda"

- ¿Cómo que mierda? - dicen las dos a la vez y golpeo mi frente con la mano. Justo ahora mismo no debería de pensar en alto.

- Mierda a que sois muy pesadas - me ha temblado la voz y están aún más serias. Por favor, que alguien me ayude.

- Qué has hecho con el italiano, Gabriela. ¿Has usado protección?

¿Mi madre acaba de decir qué?

- NO, PARAD, NO HE HECHO NADA - grito para que me dejen en paz y muevo mis manos de un lado a otro. E igual y me estoy delatando aún más.

- Vamos, que si que lo han hecho, tú hija miente fatal - dice Laia entre risas. - En privado quiero detalles, y vamos a dormir juntas en la misma cama, ya sabes cuáles son mis técnicas para sacarte información.

- Ay, hija, sabes que por mis creencias debo llamarte la atención, pero no me importa que me cuentes que tal tu experiencia.

El timbre de la puerta suena y creo que es la primera vez que voy a alegrarme de que Elisa aparezca por la puerta.

____

Hola, si, es súper corto, pero es que estoy de vacaciones y sin mucho tiempo para escribir.

Espero subir la cena entre hoy y mañana pero no puedo prometer nada, perdón :(

Mamá, ¿te gustan los italianos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora